El verano de Kikujiro

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Análisis crítico

Takeshi Kitano es uno de los artistas japoneses más polifacéticos y más reconocidos dentro y fuera de su país. Cada película nos va  mostrando su gran versatilidad y su sensibilidad artística sorprendiéndonos con nuevas caras de su persona.

Dentro de la filmografía de Kitano, conocido por sus películas sobre yakuzas, violentas en su mayoría pero no exentas de una gran poesía visual, El verano de Kikujiro es un pequeño tesoro. Puede que el gravísimo accidente de moto que casi acaba con su vida en 1995 le hiciera tratar ciertos temas que hasta ese momento no se conocían en sus películas, entre otros, la infancia.

Extraños en una furgoneta.
 

En esta película reconocemos ciertos aspectos de la infancia que no se suelen mostrar en cine. No vemos la edad de la inocencia y de la felicidad, características habituales de esta edad, sino el dolor y la soledad que puede acompañar a esta época. Masao es un niño solitario y triste que vive con su abuela; su padre ha muerto y su madre vive en otro lugar. Algo que hace muy especial esta película es que el niño está tratado como un adulto desde el inicio de la película. La soledad de un niño, parece decirnos Kitano puede ser igual de cruel que la de un adulto. En este sentido, tanto Masao como Kikujiro, están en el mismo punto de partida al comenzar el camino.

En la parada del autobús.Yakuzas.

 

El verano de Kikujiro es la historia de un viaje, una road-movie. Y como en todas ellas el viaje exterior es una metáfora del viaje interior de los personajes, de lo que ese viaje les aporta y les hace crecer. El viaje es un círculo que se cierra (parten desde Tokio y el trayecto finaliza en la misma ciudad) pero los personajes que conocemos al iniciar ese camino y los que dejamos al finalizar éste, son muy diferentes. Ha habido muchos cambios en su manera de ser, de comportarse con su compañero de viaje… Cuando analizamos una película es muy importante preguntarse algo que aparentemente es muy obvio: ¿quién es el protagonista? Una de las cosas más interesantes de esta película es que el verdadero protagonista es el adulto, Kikujiro y no el niño.

Jugando para Masao.

 

Kitano nos “engaña” desde el primer momento haciéndonos pensar que vamos a ir conociendo esta historia de la mano del niño. Sin embargo, el viaje de Masao es un pretexto para descubrir la personalidad de ese antiguo yakuza, timador, bruto y desagradable que es el que va a aprender muchas cosas a lo largo de este recorrido. Sólo hay que observar el título de este film; el verano al que se refiere es el de Kikujiro, no el de Masao. Esta idea se confirma en la última imagen de la película cuando el niño le pregunta su nombre, hasta entonces desconocido también para el espectador.

Hay un momento de una gran economía narrativa; esos instantes mágicos en los que el cineasta deja espacio al espectador que no necesita más detalles para comprender lo que viven los personajes. Ese momento es cuando el niño se da cuenta de que su madre ha rehecho su vida y tiene otra familia.

No hay en toda la película espacio para la sensiblería, y este momento es especialmente cuidado con delicadeza respecto a lo que se cuenta. A esta altura de la película se produce un giro muy importante ya que nuestro protagonista, en este momento, encuentra una motivación.

La famila de Masao.
 

Aquí, frente al mar (no es casual el espacio elegido por Kitano, símbolo de la libertad, es cuando Kikujiro asume y acepta la responsabilidad de hacerse cargo del niño. Sólo entonces, el adulto comprende perfectamente lo que el niño siente (en escenas siguientes veremos cómo Kikujiro visita a su madre ingresada en un centro) y se produce un acercamiento por ese sentimiento compartido.

A partir de este momento la misión de Kikujiro será hacer sonreír al niño, simplemente eso, hacerle sonreír. Para ello se inventará un universo propio, un cuento lleno de personajes fantásticos para divertir al niño.

Uno de los logros más grandes en esta película es que, frente a la situación tan dura que el niño tiene que afrontar, nos enseña que tiene que aceptar la realidad tal cual es. Kikujiro sabe que el niño tiene que enfrentarse sólo a la situación que se le plantea. En cualquier otra película se darían cambios desmesurados en la actitud de los personajes e incluso en el argumento después de conocer el episodio de la madre, compadeciéndose del niño.

Sueños infantiles.Masao.

 

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