Las viñetas se llenan de ciencia

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Ciencia a través del cómic

LOS INICIOS

A mediados del siglo XIX, el profesor suizo Rodolphe Töpffer (1799-1846) empezó a escribir  cuentos acompañados de caricaturas. Para Topffer era casi un pasatiempo, orientado en parte a la ilustración de novelas  para enseñar a sus alumnos. Töpffer es considerado el padre de la historieta moderna. Docteur Festus es uno de los personajes emblemáticos creados por él. La trama es la siguiente: el doctor decide emprender un gran viaje para perfeccionar su formación descubriendo las cosas que solo conoce por leerlas en los libros. Subido a su mula ,  vivirá una suce  sión de aventuras absurdas y alocadas que le sirven de pretexto   a su autor para  ofrecer su visión  satírica de la sociedad, la política, el ejército o el mundo científico de su tiempo.  

 El profesor Cosinus es el protagonista de un cómic de 1893, L’Idée fixe du savant Cosinus (La Idea fija del profesor Cosinus), de uno de los precursores del género: Georges Colomb, más conocido bajo su pseudónimo de Christophe (1856-1945). Inspirado en varios matemáticos y físicos del siglo XIX, el profesor Cosinus es un personaje excesivamente despistado que tiene una obsesión: dar la vuelta al mundo. Para desplazarse inventa medios de transportes muy extravagant es.

En los años 20 contamos con los inventos del creador estadounidense Rube Goldberg, dando nombre a la serie The Inventions of Professor Lucifer G. Butts (Los artilugios de Rube Goldberg). Goldberg fue un dibujante muy popular en su país y en su época. Trabajó durante cincuenta años con su personaje Gorgonzola. La idea era diseñar un gran artefacto aparentemente complejo para hacer alguna acción extremadamente simple, como puede ser servirte una cucharada de azúcar en el café o pasar las páginas de un libro.

Ya en el año 1934 apareció la primera tira cómica diaria Las aventuras del profesor Nimbus, un sabio despistado, creación de André Daix. Siguiendo con esta tradición de la imagen del científico despistado aparece el Profesor Tornasol en los cómics de Hergé.  Este se basó en su amigo Auguste Piccard, inventor y explorador suizo, para crear al compañero inseparable de Tintín. 

 

EN ESPAÑA

En España, en 1923 se publicó la primera entrega de Los grandes inventos del TBO, creación de un universo repleto de cachivaches más o menos inspirados en la tira de Goldberg.  La historieta despegó definitivamente en 1933. Cuando los inventos contaron con la presencia de Franz de Copenhague.  El origen de la sección no se conoce con certeza, pero en las revistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX había páginas ilustradas con noticias pseudocientíficas, como una forma de hacer llegar a la población inventos o anticipaciones tecnológicas. Las páginas de los inventos del TBO solían tener mucho texto, la propia excentricidad del invento obligaba a dar grandes explicaciones sobre el aparato dibujado. Más información sobre el TBO en el documento TBO, la revista que cambió el nombre a la historieta, de Jordi Ojeda. Es a partir de 1933 cuando aparece el científico Franz de Copenhague. Su labor en el TBO era explicar a los lectores el mecanismo de sus ingeniosos artefactos.

En 1969, Francisco Ibáñez publica la primera aventura larga de Mortadelo y Filemón, El sulfato atómico, que incluía la aparición del Profesor Bacterio. El reconocido científico biólogo de la T.I.A (Técnicos de Investigación Aeroterráquea) suele  probar cada uno de sus nuevos inventos entre alguno de los miembros de la empresa con terribles resultados.


SUPERHÉROES



En 1934 , el King Features Syndicate publica Flash Gordon en su página dominical. Los cómics de Flash Gordon mostraron cierto interés en divulgar la entonces incipiente exploración espacial y tenían una ciencia muy avanzada.

 

 

 

 

 

Aparece un nuevo tipo de héroe, exclusivo de este medio, el superhéroe. Superman hace su primera aparición en la revista Action Comics N°1 en abril de 1938. Al poco, Batman comenzará a luchar contra el crimen en la revista Detective Comics nº 27, en mayo de 1939.

Ésta será la simiente para un estilo americano que se perpetuará durante décadas. Los héroes no envejecían y día a día se les unían nuevos enmascarados, como el Capitán América (1941), listos para luchar en la Segunda Guerra Mundial.

En 1950, la revista de cómics Eagle publicaba Dan Dare, el piloto del futuro, una historia ambientada en la década de los noventa. Se trataba de una historia de trama compleja que pretendía dar plausibilidad a la ambientación científica para la cual contó en ocasiones con la colaboración del escritor y científico británico Arthur C. Clarke, autor de obras de divulgación científica y de ciencia ficción, como la novela 2001: Una odisea del espacio, El centinela o Cita con Rama.

Tal y como recoge Jordi Ojeda, director del proyecto Cómic, Ciencia y Tecnología,  en su artículo "La ciència a l’univers Marvel ", a finales de la década de los cincuenta el gobierno de Estados Unidos pidió a las editoriales que introdujeran motivos científicos en el relato, especialmente en los cómics de superhéroes dirigidos principalmente a un público adolescente masculino, con el objetivo de fomentar vocaciones científicas y tecnológicas en un contexto de guerra fría con la Unión Soviética. Según palabras de Ojeda, "Marvel es probablemente la que mejor divulgó la ciencia en sus relatos".

En 1961, Stan Lee  publica Los cuatro fantásticos. El científico del grupo, Reed Richards, es el líder. A partir de este momento se encadenan una serie de personajes que tienen una relación muy importante con la ciencia:

  • Astonishing Ant Man: El Dr. Henry "Hank" Pym inventó los distintos métodos por los que una persona puede reducir su tamaño. Asume la identidad de Ant-Man, armado con un casco que puede controlar a las hormigas.
  • The Incredible Hulk, cuyo protagonista es Bruce Banner, un físico nuclear.  Está inspirado en el clásico de Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, de Robert Louis Stevenson.
  • SpiderMan, que se trata de un químico. 

 

ROBOTS, CIBORGS
El manga japonés surge con fuerza a principios de la década de los cincuenta y, casi desde ese instante, la ciencia ficción tecnológica estará muy presente en sus argumentos. Los robots en Japón se transformaron en el equivalente norteamericano de los superhéroes tras la Segunda Guerra Mundial. El manga recurre a la ciencia ficción porque es el campo que mejor refleja el estado del Japón de 1950, una nación arrasada tras la guerra y milagrosamente reconstruida en muy poco tiempo gracias a una economía sustentada en el esfuerzo colectivo y en la adopción de la más moderna tecnología.

La investigación sobre robots humanoides en Japón es de la más seria y avanzada del mundo. Según expone el autor americano Fred Schodt en su libro sobre la robótica en Japón Manga! Manga! The World of Japanese Comics, la razón se llama Astroboy
Astroboy

 

Es un personaje de cómic que hizo su aparición en 1951 de la mano de Osamu Tezuka. El profesor Tenma crea al robot Astroboy tras perder a su hijo en un accidente de tráfico. Concibe un androide a semejanza del niño. Es un robot con aspecto humano siempre está dispuesto a ayudar a la humanidad en el nombre de la paz. Parece ser que el impacto de esta serie dejó grabada en las mentes de los niños de entonces el mensaje de que los robots humanoides y los hombres podrían y deberían colaborar para alcanzar juntos un futuro mejor.
Durante toda la saga de Astroboy, surge por parte de Tezuka una preocupación acerca de la interacción de las máquinas con las personas. Llega a desarrollar ideas y conceptos próximos a los de Isaac Asimov.  Asimov teorizó sobre un futuro de coexistencia entre la humanidad y unos robots comparables, en cuanto a facultades cognitivas, a nosotros. 
 

 

 

 

En 1972, aparece Mazinger Z. El doctor Juzo Kabuto recurre  a los últimos avances tecnológicos para dar vida a un robot gigante para luchar contra las fuerzas malignas del Dr. Infierno. El profesor Kabuto comenzó su carrera como científico en la robótica y en la arqueología. En una expedición al Monte Fuji, descubrió un nuevo y raro elemento llamado Japanium. En otra expedición en la isla mediterránea de Bardos, Juzo y un grupo de científicos descubrieron los restos de un antiguo imperio y Bestias Mecánicas. Uno de esos científicos llamado Dr. Hell decidió militarizar a las Bestias Mecánicas para dominar el mundo y asesinó a todos los demás científicos. El profesor Kabuto fue el único que sobrevivió. Luego comenzó a fabricar un robot para derrotar al Dr. Hell.

 

 (Fuente: "Sabios entre viñetas", de Julio Soria)

CÓMIC AL SERVICIO DE LA CIENCIA

A finales del siglo XX, algunos estudios en Europa muestran que los jóvenes parecen cada vez más desinteresados por la ciencia y más interesados por la sociología o la economía. Se empiezan a llevar a cabo numerosas acciones para fomentar la vocación hacia el aprendizaje de las ciencias y de las técnicas. La ciencia ha de hacerse divertida, entretenida. El lenguaje utilizado debe adaptarse a los modos de pensamiento y de discurso de los adolescentes. Así que el recurso del cómic es cada vez más utilizado. (Más información en el artículo "La ciencia, al alcance de los adolescentes con los cómics", por Martine Jaminon, publicado en Mètode, una revista dedicada a la divulgación de la ciencia y a su estudio). 

Emerge con fuerza  una nueva variedad: los cómics de divulgación científica. Evolución, antropología, física y matemáticas son algunos de los temas tratados en esta variedad.

  • Les Aventures d'Anselme Lanturlu  (Las aventuras de Anselme Lanturlu), de Jean-Pierre Petit. El científico francés  muy controvertido por sus ideas especulativas en cuanto a ovnis y extraterrestres creó una serie de cómics científicos donde un personaje joven explica los conceptos científicos de una forma fácil y sencilla. Estos cómics se pueden ver en la página web de la organización sin ánimo de lucro Savoir-sans-Fronteras.
  • Cómic El planeta sin Polo Sur . Sensibilizada por los problemas medioambientales, la dibujante y guionista Violette le Quéré ha concebido en la colección Okisé de las Ediciones INRA una serie de cómics dirigidos a un público tan variado como son los maestros, los niños y el público general. En ellos se abordan los problemas del suelo y del agua, de los ecosistemas y del mantenimiento de la biodiversidad. Realizados en colaboración con profesores y niños, estos cómics están construidos como auténticas investigaciones policíacas.
  • El bioquímico Carlos Romá y el ilustrador Gerardo Sanz son los responsables de The Oobik.  Es una aventura de ciencia ficción con un fuerte componente biológico. Sus autores le llaman bio-ciencia ficción, o bio-cifi. Aunque el núcleo del proyecto es el webcómic centrado en las aventuras de un atípico héroe llamado OOBIK. El cómic está disponible online de manera gratuita y, además, con apuntes que nos ayudarán a seguir los conceptos y teoría tras la aventura. Una forma completamente distinta de hacer divulgación sobre biología molecular.
  • XKCD  es una historieta web creada por Randall Munroe, un diseñador de robots de la NASA. Con dibujos sencillos, el autor aprovecha para hacer críticas y presentar con un estilo un tanto absurdo el mundo científico. 

  • Emmanuel Roudier, un apasionado de la arqueología, es famoso por sus cómics sobre evolución humana. Roudier descubrió que existía una gran diferencia entre el retrato que la ciencia había construido de los primeros humanos y la visión equivocada que tenía el gran público. En Neandertal, Roudier narra el viaje de madurez y venganza de un Homo neanderthalensis. La historia sirve de excusa para plasmar en el papel las costumbres de este pueblo, desde la caza hasta la fabricación de armas, pasando por el enterramiento de los difuntos.