Eva Lootz

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Obra

Cuando Eva Lootz llega a España, no había expuesto todavía nada. Su primera exposición fue en la Galería Ovidio de Madrid, donde empieza mostrando pintura, aunque también objetos de lona cosida, de tarlatana y una especie de columnas hechas de lona arrugada y endurecida con aquil.

Enseguida le empezaron a interesar los aspectos físicos del líquido, introduciendo en sus obras materiales como colas, lacres, parafina o cera. Es probablemente en este momento cuando el aspecto tridimensional de los objetos en sus obras adquieren importancia, lo que le ha llevado a desarrollar posteriormente la instalación escultórica.

Muestra predilección por el hecho de crear espacios, así la serie de habitaciones o estancias Noche, de 1987, Canon inverso 1987 o Arriba y abajo. La primera intervención de este tipo fue Metal 1983, después vino la casa-yelmo que expuso en la Galería Montenegro de Madrid, Barro, dijo ella.

En su madurez se ha interesando por “el teatro de las materias” como ella misma lo ha llamado. Ese teatro que va desplegando las materias por el hecho de ser imprescindibles para la fabricación de objetos de uso estratégico, o que son codiciados por otras razones y que en ese proceso de extracción, intercambio y comercio alteran el paisaje, los caminos y hasta las sociedades.

Se ha sentido atraída por la movilidad que está en contradicción con lo que se ha entendido como escultura, esto es un objeto fijo en el espacio, buscando algo que contradijera esa noción de fijeza y que es fuera su disolución. También ha utilizado cera y velas encendidas para realizar sus esculturas.

Son características las imágenes de campanas, (aparece a menudo en sus primeras obras la forma de asa), nudos o zapatos (imágenes que a veces utiliza como sinónimo del sexo femenino).

Otro de los elementos que aparecen en sus obras son las escobas “heladas” que hablan del transcurrir del tiempo.

En su obra no hay figuras humanas, exceptuando las fotografías del Teatro de derivas, pero esa ausencia se convierte en presencia. Las voces y los zapatos son rastros, huellas, una presencia más.