Written Portrait

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Dibujos

La primera vocación creativa de Patti Smith fue la artística. Siendo adolescente conoció el arte de diferentes épocas en sus visitas al Museo de Filadelfia, ciudad donde asistiría a una escuela de artes, antes de trasladarse a Nueva York.

Los dibujos de Patti Smith se caracterizan por ser esquemáticos y gestuales, sutiles y poéticos. La presencia en muchos de ellos de escritura caligráfica les otorga una espiritualidad cercana a la de un manuscrito iluminado. Las numerosas referencias religiosas, tanto en los títulos como en las palabras o textos que incluye en ellos, contribuyen a incrementar su sentido trascendental.

Ejemplos tempranos como After de Kooning denotan la influencia del expresionismo abstracto americano, corriente ya en descrédito en aquellos años, pero cuyos recursos artísticos, más centrados en el proceso, le permiten a Patti Smith un resultado espontáneo e intenso. En otros dibujos de los años setenta homenajea a amigos cercanos, como Robert Mapplethorpe, o a sus poetas más adorados, como Rimbaud.

La imagen del lenguaje escrito siempre atrajo a la artista. De niña le gustaba copiar la caligrafía del manuscrito de la Declaración de Independencia Americana, y este interés tendrá sus consecuencias plásticas en años posteriores. A partir de 1978, con la obra que da título a la exposición, Written Portrait, la artista comienza a incorporar palabras en sus dibujos hasta llegar al punto en el que el propio texto se expande y se convierte más en imagen que en palabra, como en Peace and Noise o en Orchid. El interés por el proceso creativo, la expansión de una delicadísima caligrafía sobre el papel y algunos de los asuntos tratados, como la ascensión o la crucifixión, inducen a considerar el arte de Patti Smith como una suerte de ritual.