
Miquel Barceló
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Años 80

A principios de los años 80 hay un regreso a la figuración, en la que predominan los motivos zoomórficos. Pronto realiza una serie de autorretratos pintando en su estudio, realizados utilizando la técnica del collage de papel y cartón pintado. De 1982 es Mapa de carn, una de sus obras más importantes de ese periodo. Es una pintura de colorido vibrante y carácter primitivo.
En 1983 el artista vive durante unos meses en Nápoles. Empieza ya a mostrar un gusto por la acumulación matérica en los cuadros, logrando efectos de relieve y matices de tonalidades muy diversas que se aprecian de un modo distinto en función del punto en el que se observa la obra.
Un año después reside en París, donde comienza una serie de naturalezas muertas. Se traslada a un estudio en la calle de Ulm, usando como taller una antigua iglesia abandonada. En ese espacio pinta las bibliotecas, cines, y también la serie sobre el Louvre. De esta época son también sus sopas, donde aparece el motivo del óvalo, muy empleado por el artista para plasmar elementos tan dispares como naturalezas muertas o plazas de toros. Una serie de cuadros de restaurantes y bodegones chinos corresponden también a este periodo.
En esta época Barceló realiza dibujos que tienen que ver con los cuadros que pinta, aunque no son bocetos, sino obras con entidad propia. En 1986, Barceló pinta la cúpula de 12 metros de diámetro del vestíbulo del teatro Mercat de las Flors en Barcelona.
Hacia 1987 se evidencia un cambio que ya se apuntaba algunos años antes. Aparecen en la pintura de Barceló las veladuras, la superposición y abundancia matérica que sin embargo ofrecen un aspecto de transparencia.
Realiza sus cuadros blancos, muchas veces ejecutados con una única y gran pincelada barrida, en la que a veces van incluidos varios colores. Otras veces son cuadros con incisiones, surcos y agujeros pintados. Como comenta el propio artista, “trataba de utilizar la pintura para injuriarla”. En los cuadros blancos la imagen desaparece.

En 1988 transcurre la primera estancia de Barceló en África. Aunque al principio pinta acuarelas y cuadros de grandes dimensiones, el artista se da cuenta de que no puede trabajar con los mismos medios ni en las mismas condiciones que en Europa. Por ello durante sus estancias en Mali reduce sus formatos y concede más espacio al dibujo. Realiza pinturas sobre papel, empleando materiales que tiene a su alcance, utilizando barro, sedimentos fluviales o pigmentos naturales de la zona. En sus dibujos y pinturas de pequeño formato se refleja la realidad del lugar, con escenas cotidianas y paisajes africanos.
