Eduardo Chillida

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Biografía

 

Eduardo Chillida Juantegui nace el 10 de enero de 1924 en San Sebastián. Es el primer hijo del matrimonio formado por Pedro Chillida, militar de carrera, y la soprano Carmen Juantegui Eguren, de la que el artista dice que “era adorable en todo”. La pareja tendrá dos descendientes más, Gonzalo que nace el 12 de enero de 1926 e Ignacio que viene al mundo el 31 de julio de 1927. Todos viven en la Plaza Zaragoza de Donostia, junto al Hotel Biarritz del que era propietaria su abuela Juana Eguren Jáuregui.

 

La formación de Eduardo comenzó en los Marianistas de San Sebastián y continuó después en la casa de Malaxebarria de forma particular, examinándose por libre en Valladolid. Tampoco descuidaron los idiomas los padres del artista, quienes en el verano de 1936 enviaron a su hijo Eduardo a pasar tres meses en la casa del doctor Camus en la rue de Varenne de París y luego en Melun, donde el pequeño Eduardo aprendió francés durante la guerra, en compañía de los nueve hijos de este amigo de la familia.

Estudios, idiomas,… y también deporte. Y es que, antes de coger el lápiz y el cincel, las manos del artista donostiarra se dedicaron a parar balones. Eduardo Chillida fue portero titular del equipo de fútbol de la Real Sociedad, actividad que hubo de abandonar debido a una lesión de rodilla. Él mismo realizó en 1947 un dibujo de sus rodillas lesionadas por la práctica de este deporte.

 

 

Ya con 19 años, el joven Eduardo comenzó la carrera de Arquitectura en la Universidad de Madrid. Para ello hubo de preparase con exámenes en Santiago de Compostela, ciudad en la que se alojaba en el colegio mayor Jiménez de Cisneros. Sin embargo, a los pocos años, decidió abandonar estos estudios para dibujar, a partir de 1947, en el Círculo de Bellas Artes de la capital española.

 

Al mismo tiempo, se integró también en el taller de escultura de José Martínez Ripollés, amigo de su padre que apoyaba la vocación artística de sus hijos. Junto a él realizó sus primeras piezas escultóricas.

En octubre de 1948 se traslada a París, donde se aloja en el Colegio de España de la Ciudad Universitaria. Allí contacta con los artistas españoles Pablo Palazuelo, Eusebio Sempere y José Guerrero. Durante esta estancia en la ciudad parisina Chillida tendrá la ocasión de visitar el Louvre, quedando impresionado por la escultura griega arcaica que allí conoce y que le llevará a realizar sus primeras esculturas en yeso.

 

Dos años después, el 28 de julio de 1950, se casa con Pilar Belzunce en la iglesia de Ayete de San Sebastián. Juntos se trasladan en octubre a la casa que el escultor italiano Genarelli tiene en Villaines-sous-Bois en la región de Seine-et-Oise (Francia). Tan sólo un año más tarde, en abril de 1951, nace la primera de sus ocho hijos, Guiomar, y, pronto, en octubre de ese mismo año, la familia regresa definitivamente a San Sebastián, instalándose en la villa “Vista Alegre” del barrio de la Florida de Hernani, finca perteneciente a una tía de Eduardo.

La situación de la familia Chillida-Belzunce no era fácil en aquellos momentos y así lo recuerda el propio artista en esta cariñosa anécdota:

“Cuando uno se mete en estas cosas ha de estar preparado para todo. Recuerdo con verdadero cariño la anécdota aquella que me sucedió con mi padre. Yo vivía en Hernani. Estaba casado y tenía dos hijos. Vivía porque la familia me ayudaba. Éramos de una familia burguesa media de aquí y mi abuela, Juanatxo, que tenía hoteles, nos mandaba la comida. Así vivíamos. Yo, tengo que reconocerlo, no me sentía humillado porque ‘me dieran’ de comer unos años más de los que me hubieran tenido que dar si hubiera optado por mis estudios de arquitectura. Pero, por supuesto, estaba deseando abrirme camino y sacar adelante a mi familia. Vivía en una casa, ‘Vista Alegre’, de una tía mía, Victorina Olasagasti, en el barrio de la Florida de Hernani, casa que llamaban en el barrio ‘El Palacio’ y yo no les podía invitar a los de la fragua, Paco y Agustín, a tomar un vino. ¡Aún a pesar de vivir en ‘El Palacio’…! Un mundo de contradicciones… Entonces, un día viene mi aita y después de comer me coge en el jardín y me suelta: ‘Un hombre a tu edad se tiene que ganar la vida’. Yo creo, le di la mejor respuesta que he dado nunca: ‘Yo me gano la vida… lo que pasa es que no me la pagan’. Yo estaba a las seis de la mañana en pie. Trabajando en la fragua de Illarramendi hasta las ocho. A esta hora me echaban porque venía el trabajo serio… Yo era un loco… Me encerraba durante todo el día en casa, en el garaje, pensando y trabajando… y volvía a la fragua cuando terminaba la jornada”.[1]
 

Y así fue. Al llegar a Donostia desde Francia, Eduardo Chillida comienza a trabajar en la fragua de Manuel Illarramendi, en Hernani, con Paco Celarain y Agustín Arrieta como ayudantes.

Repasemos brevemente algunos momentos de la vida del artista donostiarra a partir de la vuelta a su tierra.

1952. En diciembre nace Pedro. A pesar de volver a Hernani, sigue haciendo visitas frecuentes a París.

1954. Muere en accidente de moto su hermano Ignacio en la curva de El Gallo, Amorebieta. En mayo nace Ignacio. En diciembre muere Carmen, su madre.

1956. Muere su padre, Pedro.

1957. Se trasladan de Hernani a “Villa Paz” en el alto de Miracruz de San Sebastián. El estudio, junto con la forja, lo montan en casa de los guardeses.

1958. En mayo nace Susana.

1960. En marzo nace María.

1962. En septiembre nace Luis.

1964. En marzo nace Eduardo.

1978. Nace en julio su primer nieto, Gonzalo Calderón Chillida.

1982. El 10 de agosto se traslada a vivir a Intzenea en el monte Igueldo de San Sebastián. Compran asimismo el caserío Zabalaga en Hernani.

1991. En marzo nacen Sara (Esery) y las gemelas Andrea y Patricia (Chillida); son así 18 nietos en la familia Chillida-Belzunce.

1993. En marzo nace Adrián Iglesias Chillida, en junio Eduardo Chillida Álvarez y en julio Rocío Chillida Bergareche.

1995. En mayo nace Laura Chillida Álvarez y en agosto Cristian Iglesias Chillida.

Momentos que han quedado plasmados en imágenes llenas de ternura, testigos de la gran calidad humana del artista.

 

 

 

 

Su carrera continuará hasta que la luz finalmente se apague. Una basta trayectoria en la que siempre ha contado con el apoyo, tanto personal como profesional de toda su familia y, especialmente, de su mujer, Pilar Belzunce, de la que el artista dice lo siguiente: “(…) Fuerte y fantástica. Mi mujer es típica mujer vasca. De origen navarro del norte. Es de la familia de Rogelio de Belzunce… Una maravilla”[2]. De ella hablaba también en una entrevista mantenida con Edorta Kortadi: “Pili ha sido clave en mi vida y mi obra. Si no llega a estar ella, yo llegaría a estar ahora bajo un puente de París. Pili, en el año 50, cuando estaba en París perdido entre el ya y el todavía no, cuando pensaba que estaba acabado y me quería volver a casa, me dijo: “¿Cómo vas a estar acabado si todavía no has empezado?”. Juanatxo Eguren, mi abuela, y ella eran iguales, las dos han sido de gran fuerza y temperamento”[3]. Una familia que ha heredado esa pasión por el arte y que le ha apoyado en proyectos como Chillida-Leku o la polémica Montaña de Tindaya.

 

Tras una intensa vida y una prolífica carrera, el 19 de agosto de 2002, falleció en su casa del Monte Igueldo, Intz-Enea, de San Sebastián, Eduardo Chillida. Él se va pero deja un gran legado: su obra y su familia, a la que el artista adoraba: “Las personas son más importantes que las obras de arte. De mis hijos, muchos de ellos pintores, grabadores, videoautores y museólogos. Estoy más que satisfecho. Todos ellos son espléndidos”[4].

 

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[1] En Biblioteca: Vélez de Mendizábal, Josemari. “Entrevista a Eduardo Chillida”. En: Chillida: Gure Aitaren Etxea. Vitoria-Gasteiz: Eusko Jaurlaritza, Kultura eta Turismo Saila = Gobierno Vasco, Dpto. de Cultura y Turismo, 1988; pp. 90-91. AR CHI-ED 8

[2] Ibid., p. 91.

[3] En Biblioteca: Kortadi Olano, Edorta. “Eduardo Chillida: el diálogo y los límites con lo desconocido. El escultor, en la cumbre de su discurso artístico”. En: Una mirada sobre Eduardo Chillida: vida y obra de un artista universal. Madrid: Síntesis, 2003; p. 144. AR CHI-ED 31

[4] En Biblioteca: Kortadi Olano, Edorta. “Eduardo Chillida: la exposición del Guggenheim es la más importante y completa de mi vida”. En: Una mirada sobre Eduardo Chillida: vida y obra de un artista universal. Madrid: Síntesis, 2003; p. 152. AR CHI-ED 31