Carlos Aires

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Obra en Artium

Algunos de los pintores españoles -particularmente vascos-contemporáneos a la generación literaria de 1898, para sacudirse los amaneramientos del arte oficial y académico, tratando de modernizar la pintura, dirigieron su mirada a las creaciones pictóricas del Siglo de Oro. Aunque parezca paradójico, Velázquez, Carreño y Van der Hamen, entre otros, les ayudaron a actualizar una pintura que había vivido un largo proceso de decadencia a partir de Goya. El tema de los enanos, ‘hombres y mujeres de placer’ barrocos, entroncaba bien con una visión trágica de la ‘España negra’, atrasada y folklórica. Sin embargo, estos enanos y gibosos del 98, dedicados a refrescar, entretener y dar suerte, eran vistos con piedad, sin ápice de burla o chanza, más que sujetos para una posible crítica social, lo fueron para la expresión de un sentimiento humanista.


Contra unos fondos dramáticamente negros, bordeados por un insólito marco barroco de igual color, unos toreros enanos posan de cuerpo entero ante la cámara, la cual, con buena iluminación, los retrata con  rostros y miradas que quieren ser intensas, pero no parecen significar mucho. Todos sabemos que su ‘torería’ es impostada, que esos gestos que emulan los de lidiadores de más enjundia no son convincentes y que hasta el caballo es de trapo. Forman parte del ‘mundo del arte’, parecen genuinos pero son circenses, adoptan gallardas actitudes pero el artista los utiliza para otra crítica, la dedicada a la sociedad del espectáculo. Hasta el marco es falso, parece madera y es fibra de vidrio. Nada es como se presenta, todo es puro teatro, circo y entretenimiento.



Obra de formato vertical en la que fotografía y marco son un todo unitario. Retrato a escala humana de una persona enana vestida de torero. El representado, tocado con montera, lleva sobre su hombro derecho un capote y se sitúa de frente al espectador, levemente girado. La fotografía se enmarca con un marco recargado, moldurado con guirnaldas y formas arriñonadas. Fondo y marco se funden y tiñen de color negro logrando un gran contraste con el colorido vivo del traje de luces.


La fotografía pertenece a la serie titulada Y fueron felices. Carlos Aires une su fotografía a los grandes maestros de la pintura "me he basado formalmente en la obra de artistas como Velázquez, Ribera, Goya, Greughel, Vermeer, Caravaggio..." No representa a una persona disfrazada o caracterizada sino que el modelo posa representándose así mismo. Aires propone un juego entre lo que es y lo que parece. Se apropia e ironiza con elementos que han caracterizado a la obra de arte clásica: el marco ampuloso y barroco, cuya apariencia se ha conseguido con un material barato pintado de negro, el personaje, que rememora a la larga saga de enanos, bufones, truhanes, locos... de la pintura de los siglos de Oro, y que no es una apariencia, un simulacro, sino una persona real que se representa así mismo. El autor abre en sus obras un camino para interpretar, para contar la historia de otro modo "El vómito, incluso proveniente del más dulce de los platos, es siempre amargo. ¿Quién no dice que la 'Historia' puede ser contada de otro modo?. ¿Quién no dice que nos engañaron o que nos engañamos a nosotros mismos?..." 



Formato vertical para una obra en la que fotografía y marco se unen en un todo unitario. Retrato de cuerpo entero realizado a escala humana. El retratado es un torero enano. Viste traje de luces, lleva montera y ha sido captado en el momento de extender su capote. El colorido -blanco nacarado, dorado y azul- resalta sobre el fondo negro. Color negro que se extiende a un marco recargado, barroco, salpicado de guirnaldas y formas arriñonadas.


La fotografía forma parte de la serie creada por Carlos Aires bajo el título Y fueron felices en la que las obras hacen ciertos guiños visuales a las obras de arte clásico como son el marco y la temática tratada. Aires hecha una mirada a los clásicos "me he basado formalmente en la obra de artistas como Velázquez, Ribera, Goya, Breughel, Vermeer, Caravaggio..." pero juega e ironiza con las claves de lo que ha sido considerado 'obra de arte' y propone otra mirada sobre la Historia "El vómito, incluso proveniente del más dulce de los platos, es siempre amargo... ¿Quién no dice que Blancanieves es una anciana en estado vegetal esperando aún el beso que la despierte del eterno sueño?. ¿Quién no dice que los enanitos eran los componentes del 'Bombero Torero' en vez de mineros?..."



Fotografía de formato vertical en la que imagen y marco son partes indivisibles de una misma unidad. Retrato de cuerpo entero, a escala humana, de un torero enano. Tocado con montera, viste un colorista traje de luces verde con motivos dorados y medias rosas. El color contrasta y se hace más efectista con la negrura del fondo y del marco. La postura frontal, los pies juntos, la mirada fija y de envite, son signos que nos ayudan a comprender el momento captado por la fotografía, aquél en el que el torero se pone delante del toro y lo reta. La obra es parte de la serie de Carlos Aires titulada Y fueron felices. En ella el autor establece conexiones con obras de arte clásico a través de elementos como el marco o la temática tratada. Une estas piezas con aquellas obras del arte de los siglos de Oro en las que enanos, bufones, truhanes, locos... adquieren protagonismo. "Me he basado formalmente en la obra de artistas como Velázquez, Ribera, Goya, Breughel, Vermeer, Caravaggio...", sin embargo estos elementos le sirven para ironizar sobre lo que es y lo que parece y para proponer otra lectura de la Historia "El vómito, incluso proveniente del más dulce de los platos, es siempre amargo... ¿Quién no dice que Narciso se cansó de mirarse el ombligo y murió de una sobredosis de heroína?. ¿Quién no dice que era una erección lo que le ocurría a Pinocho cada vez que mentía y violaba a una primitiva Barbie?."



Obra de formato apaisado en la que fotografía y marco son un todo unitario. Retrato de perfil de un picador de toros. El picador, representado a escala, es una persona enana que sujeta la rienda de un caballo de trapo. Vistosidad y colorido en las telas contrastan con el negro del fondo que se extiende al marco. La obra pertenece a la serie titulada Y fueron felices, proyecto en el que Carlos Aires enlaza, a través de ciertos elementos como son el marco y la temática, con los elementos identificadores del considerado arte clásico. "...me he basado formalmente en la obra de artistas como Velázquez, Ribera, Goya, Breughel, Vermeer, Caravaggio..." Lo hace para establecer un juego entre lo que es y lo que parece, ironizando sobre lo que se ha considerado como 'obra de arte' y sembrando la duda sobre lo contado, lo transmitido, sobre la Historia "El vómito, incluso proveniente del más dulce de los platos, es siempre amargo... ¿Quién no dice que los tres cerditos se convirtieron en jamón serrano y que el lobo era realmente un carnicero? ¿Quien no dice que el Bosque Encantado es uno de los tantos parques donde prostitutas y gays realizan todo tipo de prácticas sexuales?"