Obra elegida


Rojo y negro, de 1962, mezcla en su título una ambivalente alusión a las cuidadas metáforas de Stendhal y al altruismo desbocado y anarquista de Durruti. Rojo y negro contiene una de las sugestiones más características de la obra de Feito, la imagen de una llamarada oscura, un resplandor subterráneo, voz inequívoca con la que informalismo y surrealismo se unen en el gesto y quizás también en el simbolismo del color. Rojo y negro es una obra infernal, de rojo sucio, una visión fantasmal, metáfora de una violencia sorda, apagada y continua.