Eduardo Mendicutti

Atleta nocturno, 1989. Juan José Aquerreta.

 

Obra elegida

Atleta nocturno, 1989. Juan José Aquerreta.

Atleta nocturno, 1989. Óleo sobre lienzo 195,5 x 130,5 cm.
 

Esta inexpresividad -que, en Atleta nocturno, de 1989, no puede sino traer a la memoria a Piero della Francesca o a Giorgio Morandi- se traduce, obviamente, en una composición quieta, sin estridencias, que se halla favorecida por el propio tema que se representa: un atleta en actitud sedente, reposada, bañado por la luz de la luna. Dentro de la dilatada producción de Aquerreta, son varios los ejemplos en los que las figuras, caracterizadas por su monumentalidad, inmovilidad y gravidez, se recortan, en primer plano, sobre un fondo neutro o pasivo, lo cual contribuye a la transmisión de esa sensación de intemporalidad que atraviesa su obra. A esto ayuda, igualmente, el hecho de que Aquerreta aplique a sus cuadros una suerte de filtro puntillista que parece difuminar, restar carnalidad, a las figuras que posan en los mismos.

 

 

Biografía

Eduardo Mendicutti.
 

Eduardo Mendicutti nació en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, en 1948. Era el mayor de ocho hermanos, y estudió interno en un colegio eclesiástico. Posteriormente se trasladó a Madrid en 1972, donde estudió periodismo y reside desde entonces. En sus inicios literarios escribió cuentos y novelas cortas.

Sus dos primeras novelas, Tatuaje (1973) y Cenizas (1974), a pesar de recibir sendos premios (Premio Sésamo y Café Gijón respectivamente) fueron prohibidas por la censura y no pudieron ser publicadas hasta la llegada de la democracia.

Ha ganado otros premios, y es autor una extensa producción literaria. Novelas como El salto del ángel (1985), Siete contra Georgia (1987), Una mala noche la tiene cualquiera (1988), Tiempos mejores (1989), Última conversación (1991), El palomo cojo (1991), Los novios búlgaros (1993), Yo no tengo la culpa de haber nacido tan sexy (1997), El beso del cosaco (2000), El ángel descuidado (2002), Duelo en Marilyn city (2003) o California (2005) le han otorgado el respeto de la crítica y el público. Ha participado en libros colectivos de ensayos y relatos, como Fobias (2002) o Pasiones fugaces (2004). Algunas de sus obras han sido traducidas a varios idiomas.

También ha realizado crítica literaria, (Gaceta Ilustrada y La Estafeta Literaria), ha sido corresponsal de la revista Gráfica en España, y trabaja como columnista en medios periodísticos como El Mundo, con artículos de opinión y con crónicas durante el verano con el personaje de "La Susi". Asimismo colabora en la revista Zero y participa en tertulias de la radio y la televisión.

Dos de sus novelas han sido llevadas al cine: El palomo cojo (1991), dirigida por Jaime de Armiñán en 1995, y Los novios búlgaros (1993), dirigida por Eloy de la Iglesia en 2003. Escritor comprometido, en sus obras aborda a menudo la temática gay, en una narrativa con un agudo sentido del humor. Eduardo Mendicutti reúne en una variada actividad profesional una obra literaria y periodística de gran calidad.


 

 

Premios

2002

Premio de Narrativa del programa El Público de Canal Sur Radio por El ángel descuidado.

Premio Andalucía de la Crítica por El ángel descuidado.

1992

Finalista en el Premio Nacional de Narrativa por El palomo cojo.

1987

Finalista en el Premio Sonrisa Vertical por Siete contra Georgia.

1984

Premio Ciudad de Alcalá por El salto del ángel.

1982

Premio Ciudad de Alabastro por Una mala noche la tiene cualquiera.

1974

Premio Café Gijón por Cenizas.

1973

Premio Sésamo por Tatuaje

Obra

NARRATIVA

2011

Mae West y yo.

2008

Ganas de hablar.

2005

California.

Los cazadores de trenes.

2004

Pasiones fugaces.

Casa de mujeres para Marcel.

2003

Yo no tengo la culpa de haber nacido tan sexy. La Susi en el vestuario blanco. Duelo en Marilyn City.

2002

El ángel descuidado.

Última conversación.

Fobias: diez escritores cuentan sus miedos.

2001

El palomo cojo.

Relatos de Don Carnal: 12 historias de Carnaval.

2000

El beso del cosaco.

Impropio de la gente bien.

Fuego de marzo.

1998

Mª Manuela Pozo Lora.

1997

Tiempos mejores.

Yo no tengo la culpa de haber nacido tan sexy.

1995

Fuego de marzo.

1994

Una mala noche la tiene cualquiera.

1993

Los novios búlgaros.

1991

El palomo cojo.

1989

Una caricia para Rebeca Soler.

1987

Siete contra Georgia.

1985

El salto del ángel.

1974

Cenizas.

1973

Tatuaje.

 

 

California (2005)

En julio del 74, Franco estaba empezando a morirse en Madrid y yo me paseaba con Frank Sinatra por Hollywood Boulevard...» Quien habla es Charly, un joven español de veinticinco años que, según algunos, se parece a Johnny Weismuller, y que pasa el verano de 1974 en California. Ansioso por disfrutar del glamour californiano, acompaña a celebridades como la endiosada cantante Ynka Pumar, aprovecha la devoción del agente de actores Armando Hern para sacar provecho económico de sus encantos, participa en películas porno y asiste a fiestas exuberantes y disparatadas. Se lo pasa tan bien que no tiene el menor interés en cambiar el mundo... Años después, Charly es ya Carlos, vive en Madrid, ocupa un puesto importante en una gran empresa y mantiene una relación estable con Álex, un ambicioso broker. Y es que «todo el mundo tiene derecho a cambiar, también a mejor». Ahora Carlos es un hombre progresista y comprometido, «todo corazón», y, ante una injusticia que está a punto de cometerse contra un empleado de su empresa, decide arriesgarlo todo y actuar.

Duelo en Marilyn City (2003)

Hasta que fueron llegando las caravanas de mujeres, la conquista del Oeste era cosa de hombres. En Marilyn City, una ciudad de pioneros levantada en las profundidades de Arizona y fronteriza con los territorios de los indios zunis, cowboys viriles, fornidos, audaces y rudos, pero no huérfanos de sensibilidad, construyen y decoran con bastante buen gusto sus casas, cuidan el ganado y se defienden contra los cuatreros, celebran enérgicos rodeos, beben y bailan y organizan broncas monumentales en el Stonewall Salón. Por si esto fuera poco, pelean contra los pieles rojas, se retan a duelo y se enfrentan a forajidos y salteadores de bancos, sin desatender sus necesidades amorosas. Una noche aparecen en el horizonte tres jinetes desconocidos cuya presencia no presagia nada bueno. A partir de ese momento, el sheriff Cameron Closet y su joven ayudante, Ricky Rock, en defensa de la ley, se enfrentarán a un cruel desafío que cambiará irreversiblemente el rumbo de sus vidas. Siguiendo con humor el modelo popular de las míticas novelas del Oeste, pero sin caer en la parodia, Duelo en Marilyn City logra ser una cálida y divertida recreación de “una de vaqueros”.

La Susi en el vestuario blanco (2003)

En el otoño de 1988 salió a la calle la Susi, a hacer de las suyas. Descarada, destrozona, arbitraria, se puso a interpretar con su particular genio la actualidad española y a «perpetrar» unos artículos que han cosechado montones de fans, pero que no han hecho mucha gracia a los personajes objeto de sus dardos maliciosos. Azote de famosillos y celebridades de todo pelaje, testigo de los avatares veraniegos de la Familia Real en Marivent o cronista sarcástica del acontecer político nacional desde su particular observatorio del islote de Perejil, de verano en verano se ha dedicado con todo ímpetu a no dejar títere con cabeza.

Este año quería por fin descansar de tanta pasión iconoclasta. Pero, forofa confesa del Real Madrid, al transformarse el club en un absoluto Olimpo con la contratación de David Beckham, la Susi quiso estar allí. Y por la divina voluntad de Eduardo Mendicutti, se convirtió en adjunta del director deportivo del equipo, Jorge Valdano. En ese altar masculino, cruel y fascinante, con sus víctimas y verdugos, la Susi, irónica, deslenguada y sensible, pone en práctica sus ideas y sus métodos disparatados para afianzar el «efecto Beckham», una virilidad publicitaria y rentable que quiere sacar a la luz el lado vanidoso de los jugadores, rociarlos de glamour y convertirlos en estrellas tan coquetas, audaces y atrevidas como «divinas de la muerte».

 

Última conversación (2002)

Ultima conversación, historia del ocaso y decadencia de una familia, transcurre en la casa junto al mar que fue testigo de las vidas de todos sus miembros. Aferrándose a esta casa ya casi vacía, que conserva aún a la vez entrañables y grotescas resonancias, la protagonista, último vestigio del clan definitivamente disuelto, se resiste a vender el último cuadro que le queda. Es precisamente con el anticuario que quiere adquirir este cuadro con quien ella sostiene esta última conversación, entre melancólica y sarcástica, que se convierte pronto en parábola, y también en irónica reconstrucción de toda una época de la vida española.

El ángel descuidado (2002)

Sólo el escritor Eduardo Mendicutti es capaz de lograr que nos desternillemos de risa y, dos páginas más allá, que volvamos los ojos con verdadera nostalgia a la delicada inocencia del primer amor. Porque de esa primera experiencia trata El ángel descuidado, una novela en la que Mendicutti despliega todo su arte narrativo. En 1965, en el noviciado de una congregación religiosa, los jovencísimos Rafael y Nicolás viven la luminosa y desapacible experiencia del primer amor. En circunstancias asfixiantes, los dos adolescentes se enfrentan a todo y a todos los que pretenden separarlos: la mística de la vocación, el afán de ser misioneros, el voto de castidad, el alarmado maestro de novicios... Sin ningún sentimiento de culpa, descubren, padecen y disfrutan aquel primer amor, el que nunca se olvida, si bien a veces también puede que se repudie. Y es que, treinta y cinco años después, Rafael, convertido en un personaje de cierta popularidad, conoce por azar el paradero de Nicolás, ahora casado y próspero empresario, del que nada sabía desde entonces. Poco a poco, Rafael comprende que Nicolás lleva toda la vida empeñado en rechazar aquel episodio de juventud que, en cambio, él rememora con emoción y buen humor, porque sabe que es la mejor manera de defenderlo del paso del tiempo. En sus vueltas al pasado, Rafael nos traslada al rígido y descabellado mundo del noviciado, en el que, no obstante, se filtran los ecos de la España de los años sesenta: el desarrollo del turismo, el triunfo de El Cordobés, la visita de los Beatles...

El beso del cosaco (2000)

 

 

 

 


Eduardo Mendicutti ha tenido siempre el don de asombrarnos en todas y cada una de sus siete precedentes novelas. Ahora bien, con El beso del cosaco nos tenía preparada una bellísima y auténtica sorpresa. Vuelve, en cierto modo, al mundo de El palomo cojo (Andanzas 145), pero desde la memoria distorsionada por la distancia de una anciana de noventa y dos años.

Tras más de sesenta años de ausencia, Elsa Medina Osorio aparece un día en La Desembocadura, el viejo caserón familiar, que reconoce enseguida por un inconfundible olor a papas con alcauciles y al que vuelve con la intención de celebrar una gran fiesta sólo tras la cual podría morir feliz. Tal vez ese olor, tal vez su poderosa fantasía, tal vez las historiadas cartas de su hermana Magdalena, tal vez la lejanía -o tal vez todo junto- ejercen sobre ella el mágico poder de resucitar incluso a los muertos, sobre todo a aquellos que habían sucumbido al beso del enigmático Vladimir El Cosaco. Poco a poco va acudiendo a La Desembocadura la adocenada estirpe de los Medina, en particular Genaro, aquel primo algo dandy al que encontraron en una celda del convento de Madre de Dios asesinado por el joven Diego, con quien la víctima mantenía lazos, según las malas lenguas, contra natura. Nadie falta a la Fiesta de la Agonía, tampoco el deseado pero fatídico Vladimir.

Cuanto más compleja y rica en personajes y matices es una novela, más difícil es reducirla a un simple párrafo. El beso del cosaco, que nos ha hecho reír, pensar, evocar y estremecer, es una magnífica reflexión sobre los retorcidos y fantasiosos poderes de la memoria y, sin duda alguna, la culminación de una ya valiosísima trayectoria literaria.

Yo no tengo la culpa de haber nacido tan sexy (1997)

Rebecca de Windsor, una hermosísima mujer dedicada con gran éxito al espectáculo, descubre un día ante el espejo que los años no pasan en vano y que el tiempo empieza a hacer mella en su cuerpo. Consciente de que alguien como ella, que siempre ha sabido imponerse al destino y que siempre ha querido -y conseguido- ser la primera en todo, no puede permitirse el lujo de no encontrar la vía más digna hacia un madurez superior, toma un buen día una firme determinación: emprender el camino de santidad, elevarse por encima de los demás mortales y alcanzar las cimas ahora sólo holladas por los místicos. Todo ello entraría en la más absoluta normalidad de estos tiempos de desconcierto, si no fuera porque Rebecca de Windsor, de hecho, fue durante treinta y siete años de su vida Jesús López Soler y porque nadie, ni siquiera ella, escapa a las muchas trampas de la memoria.

Tiempos mejores (1997)

Antonio Romero -alias «Dédalus» cuando en 1968 militaba en una cédula de señoritos del partido comunista en una población andaluza- trabaja en 1988 como decoradora en Madrid, pero no por ello ha decidido tirar la toalla y convertirse en una reprimida como el subdirector general de la promoción de la tecnología, Enrique Muñoz, la Queta o Doña Patro, para las amigas y, en 1968, alias «Daniel». Entre el Enrique de la fotografía en el verano de 68 y el de ahora se han colado, además de los años, la hipocresía, el abandono, el dinero. Entre el Antonio de la foto y la Maridiscordia de hoy sólo han pasado los años; permanece el impulso vital y las ganas de no dejarse avasallar por nadie ni por nada. Hasta la publicación de Tiempos mejores, no se había contado nunca con tanta precisión, ternura y humor esa transformación o evolución generacional.

Fuego de marzo (1995)

Eduardo Mendicutti, nos tenía reservada una magnífica sorpresa: la entrega inesperada del manuscrito de Fuego de marzo, un espléndido libro de relatos que se lee como una novela, porque nos los cuenta el mismo narrador anónimo, en un progresivo desarrollo cronológico, y porque el lector extrae al terminar su lectura la impresión homogénea de una conmovedora evocación de la pubertad.

Lo sorprendente, lo casi inaudito, es que, aun concebidos a lo largo de casi veinte años (1976-1995), configuren una narración tan asombrosamente coherente. En efecto, aunque cada relato tenga su propio ritmo, su propio tratamiento, en todos ellos, como estribillos de la memoria de la infancia, aparecen personajes, lugares, palabras y situaciones recurrentes, que se enriquecen y se explican mutuamente.

Fuego de marzo cuenta la experiencia de un niño de entre diez y trece años que, guiado por su mirada inquisitiva, nos conduce por el memorial de sus descubrimientos. Descubrimiento de una manera de ser y de sentir; descubrimiento de la diferencia social, emocional, erótica, estética, familiar, racial, vital; descubrimiento, al fin, de las quemaduras producidas por un tiempo «terrible y piadoso como el fuego de marzo».

Habrá quien relacione estas historias con El palomo cojo (Andanzas 145), novela de Mendicutti, que publicamos en 1991 y que ahora ha dado lugar a la película de Jaime de Armiñán. Pero así como en la novela el escenario cerrado favorecía el monólogo introspectivo del niño, en Fuego de marzo, los escenarios son exteriores y la voz del niño-adolescente es cambiante y múltiple, como impregnada de los sobresaltos que causa en él la experiencia de la vida misma.
 

Una mala noche la tiene cualquiera (1994)

 

Alegre historia la de La Madelón, travestido andaluz, comunistoide, solidario, dicharachero, tierno, emotivo y lúcido que se descompuso la noche del 23 de febrero de 1981, nada más enterarse de la toma del Congreso por la Guardia Civil. Envueltos por el habla preciosa de la gente del Sur, aquí están sus peripecias de aquella noche, sus ocurrencias, sus recuerdos de otros tiempos. Aquí, en esta fervorosa declaración de amor a la libertad, están, en cierto modo, todos aquellos españoles que, durante años, tuvieron que vivir en la clandestinidad por razones políticas, culturales, económicas o sexuales y que, durante aquella noche fatídica, ante la posibilidad de un golpe de Estado, volvieron a temer por su derecho a vivir a su aire.

Los novios búlgaros (1993)

Esta desgarrada y conmovedora historia de amor arranca con esta contundente reflexión: «Era un caballero y tenía un novio búlgaro. Pero ahora me he quedado sin novio y dudo mucho de que siga siendo un caballero. Creo que soy una perdida». De la mano del bellísimo y pícaro búlgaro Kyril y gracias a las peripecias no siempre gratas ni muy legales en que éste embarca al caballero Daniel Vergara, vamos adentrándonos en ese mundo ignorado, ajeno a toda moral establecida, que, para muchos jóvenes inmigrantes de los países del Este, se inicia en España en el «chaperío» de la emblemática Puerta del Sol de Madrid. Aunque el azar conduzca a Vergara, como a todos los caballeros desprendidos y generosos por naturaleza, a extremos absurdos, nunca se arrepiente. Como lo reconoce él mismo, en esta insólita hazaña, puso «algo de dinero, un gramo de locura, un montón de afecto, quizás de amor»…

"Cuando me volví, Kyril ya iba por el pasillo, muy despacio, mirándome. Yo estaba solo en aquel espacio sin olor, con aquella luz lejana y desdeñosa. Kyril se detuvo un momento, sonrió de nuevo sin convicción, pero levantó el dedo pulgar de la mano derecha para darse ánimos a sí mismo, para darme ánimos a mí. Y entonces a mí el brazo se me movió por su cuenta, olvidando que yo tenía que seguir siendo viril y me llevó la mano abierta a los labios, y yo en los dedos deposité un beso y se lo lancé a Kyril, como si yo estuviera asomado a un balcón lleno de macetas."

Los novios búlgaros (fragmento), Eduardo Mendicutti

El palomo cojo (1991)

Aquejado de una larga enfermedad, llega un niño de diez años a la casona de sus abuelos, situada en el Barrio Alto de una señorial población gaditana, para pasar los tres meses de verano que se anuncia triste y aburrido. Pero habitan o visitan la casa parientes y personajes a la vez desconcertantes y fascinantes que poco a poco irán perturbando su riguroso ritual de aparente austeridad con estrafalarias y misteriosas rarezas. El niño, privilegiado observador pasivo, lo husmea todo, lo aprehende todo con una sensibilidad, cada vez más cercana a la de esos elegantes parientes, que viajan, recitan poemas y se rodean de exóticos personajes, o a la de las intrigantes sirvientas que cuidan de él, o incluso a la del palomo que anda cojeando por los tejados… Los inesperados acontecimientos que lo alborotarán todo servirán para revelarle no sólo la tragicómica complejidad de las relaciones adultas, sino también la auténtica extraña naturaleza que ya apunta en él.

Siete contra Georgia (1987)

Siete contra Georgia quedó finalista en el reñidísimo debate que precedió el fallo de la novena convocatoria del Premio La sonrisa vertical. Los lectores de esta colección para quienes el oído es una de sus más gratificantes fuentes de placer disfrutarán sin duda leyendo Siete contra Georgia. Leerlo es oírlo. Oír en vivo a esas siete entrañables e inolvidables «locas» contar, con toda la brillantez de su descarada e impúdica manera de hablar, sus fantasías y experiencias eróticas. Hablan sin cesar, como cotorras, comentan, critican, cuentan chismes, historias y anécdotas, pero sobre todo viven de viva voz el sexo, su sexo, a su manera, con su gente, esa gente «rara» por quien siente en el fondo sentimientos encontrados el comisario de policía, oyente privilegiado, junto al lector, de estas siete inconfesables confidencias. A nadie se le escapará con cuanto rigor han sido en todo momento medida y controladas la soltura y la invención de este lenguaje oral, hasta el punto de que no nos extrañaría que el lector, algún tiempo después de la lectura de este libro, al recordar o reexperimentar -¿por qué no?- algún episodio de su predilección, se preguntara si realmente lo ha leído o si, de hecho, se lo ha oído contar a su protagonista. En todo caso, pocas veces el aficionado a esta colección habrá encontrado unas narraciones que tan bien sintonicen con esta tan castiza tradición nuestra del cachondeo, paradójicamente siempre respetuoso de la cachondez.

Recursos

Recursos en línea

“Curriculum de Eduardo Mendicutti [Recurso en línea]. Universidad de Verano Rafael Altamira. Dirección URL: <http://www.univerano.ua.es/es/curriculum.asp?id=1280> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Página que recoge un breve perfil profesional de Mendicutti.

Di Nucci, Sergio. “Californication [Recurso en línea]. Página 12. Dirección URL: <http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-1775-2005-10-12.html> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Comentario a la novela California (Tusquets, 2005) de este autor.

“Eduardo Mendicutti (España, 1948) [Recurso en línea]. EPdLP. Dirección URL: <http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2649> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Biografía de Mendicutti, junto con dos pequeños fragmentos de su novela Los novios búlgaros (Tusquets, 1993).

“Eduardo Mendicutti [Recurso en línea]. El Mundo. Dirección URL: <http://www.elmundo.es/papel/biografia/16.html> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Biografía de Eduardo Mendicutti.

“Eduardo Mendicutti [Recurso en línea]. La esfera de los libros. Dirección URL: <http://www.esferalibros.com/autores/autordetalle.html?autorID=97> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Perfil de este autor, junto con algunas curiosidades y enlace a secciones sobre las dos novelas de Mendicutti publicadas por la editorial.

“Eduardo Mendicutti [Recurso en línea]. Wikipedia. Dirección URL: <http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Mendicutti> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Página de Wikipedia dedicada a Eduardo Mendicutti.

“La novela de género revive con Mendicutti y Lourdes Ventura [Recurso en línea]. La Esfera de los Libros. Dirección URL: <http://www.esferalibros.com/noticias/notdetalle.html?notID=193> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Página que recoge un artículo sobre la colección de La Esfera de los Libros dedicada a las novelas de género, entre ellas Duelo en Marilyn City (2003), de este escritor y periodista.

Mendicutti, Eduardo. “Chapuza [Recurso en línea]. El mundo verano. Dirección URL: <http://www.elmundo.es/mundoverano/2003/mendi.html> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*La sección de El mundo recoge un sugerente relato breve de Mendicutti.

Mendicutti, Eduardo. “El tubito monedero [Recurso en línea]. El mundo. Dirección URL: <http://www.el-mundo.es/magazine/m44/textos/semana1.html> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Breve relato de Eduardo Mendicutti.

Mendicutti, Eduardo. “La nueva esclavitud [Recurso en línea]. El mundo. Dirección URL: <http://www.elmundo.es/especiales/2001/07/sociedad/globalizacion/analisis_mendicutti.html> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Interesante artículo de este autor sobre la globalización.

Mendicutti, Eduardo. “Operación Papagayo [Recurso en línea]. El mundo. Dirección URL: <http://www.el-mundo.es/1997/01/12/opinion/12N0007.html> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Artículo de Eduardo Mendicutti dentro de la serie “La Susi en la Moncloa”.

Mendicutti, Eduardo. “Segundos desperdiciados [Recurso en línea]. El mundo. Dirección URL: <http://www.el-mundo.es/1997/01/05/opinion/05N0007.html> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Artículo de Eduardo Mendicutti dentro de la serie “La Susi en la Moncloa”.

Olea, Gaizka. “Entrevistas: Eduardo Mendicutti [Recurso en línea]. Colega. Dirección URL: <http://www.colegaweb.net/portal/html/gestor_entrevistas/ver_item.asp?id=50> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Página que recoge una entrevista a Mendicutti a propósito de la publicación de su novela California (Tusquets, 2005).

“Todas las columnas de La Susi en Gutenberg [Recurso en línea]. El mundo. Dirección URL: <http://www.elmundo.es/elmundolibro/2001/07/23/anticuario/996002329.html> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Página que recoge los artículos de Eduardo Mendicutti escritos a través del personaje de “La Susi”.

Vivas, Ángel. “Eduardo Mendicutti: La solemnidad no es imprescindible para entender la vida [Recurso en línea]. Muface. Dirección URL: <http://www.map.es/gobierno/muface/v179/perfil.htm> [Consulta: 05 de junio del 2013].

*Entrevista a Mendicutti a propósito de la publicación de su novela El beso del cosaco (Tusquets, 2000).

 

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