TÍTULO ORIGINAL: The African Queen
NACIONALIDAD: Estados Unidos
AÑO: 1951
PRODUCCIÓN: Horizon-Romulus
PRODUCTOR: Sam Spiegel, John Woolf (sin crédito)
DIRECTOR: John Huston
GUIÓN: C.S. Forester, James Agee, John Huston, Peter Viertel (sin crédito)
MÚSICA: Allan Gray
FOTOGRAFÍA: Jack Cardiff
GÉNERO: Aventuras
DURACIÓN: 106 min
INTÉRPRETES: Humphrey Bogart, Katharine Hepburn, Robert Morley, Peter Bull, Theodore Bikel, Walter Gotell, Richard Marner, Peter Swanick, Gerald Onn.
PREMIOS: 1951 Oscar mejor actor
NOMINACIONES: 1951 Oscar al mejor guión, mejor director, mejor actriz.
Mientras en Europa se inicia la Primera Guera Mundial, Charlie Allnut (Humphrey Bogart), un curtido y alcohólico marinero, abastece los poblados del este de África con su pequeño barco de vapor La reina de África. Cuando el reverendo Samuel es asesinado, Allnut ofrecerá a la hermanan de éste, Rose (Katharine Hepburn) llevarla en su barco. El viaje será peligroso y estará lleno de riesgos a los que habrá que sumar el enfrentamiento entre los dos protagonistas por lo opuesto de sus caracteres.
Corría el año 1951 cuando John Houston finalizaba en tierras africanas el rodaje de la película La Reina de África. A partir de la novela de C.S. Forrester, creó una historia en la que la aventura y la pasión romántica se combinan de la mano de sus grandes protagonistas, Catherine Hepburg y Humphrey Bogart. Vista hoy en día, es evidente que se aprecian las maquetas, lo mismo que los dobles fondos y el añadido de los animales salvajes, pero su calidad es innegable. Ante todo, “La Reina de África” es una increíble historia de aventuras, con una irresistible pareja protagonista que, como es de rigor, empezará llevándose como el perro y el gato, pero al final acabarán sucumbiendo a la pasión. Aunque en un principio la película fue encargada a Howard Hawks, éste rechazó el proyecto, que pasó a manos de Huston, convirtiendo la trágica novela en una historia optimista y divertida.
La trama se sitúa en Centroáfrica durante la 1ª guerra mundial. Rose Sayer (Katherine Hepburn) es una misionera inglesa que, debido a la llegada de tropas alemanas, se ve forzada a abandonar su misión antes de que el enemigo destruya el poblado en el que está enclavada. Charlie Alnutt (Humphrey Bogart) se ofrece a llevarle en su barco de vapor a lo largo del río y hasta un lugar civilizado donde estará a salvo. El barco (seguro que todos lo han adivinado ya) se llama The African Queen y sirve a Charlie para el transporte fluvial de suministros.
Sin embargo, las dos personalidades de Rose y Charlie (absolutamente dispares) chocan enseguida. Mientras que ella es una más que estirada solterona británica de rectos ideales, él es un desastrado marinero (de agua dulce) canadiense al que le gusta beber más de la cuenta y cuyos modales no son excesivamente sofisticados. La cosa tomará un cariz aún más delirante cuando Rose se empeñe en seguir río abajo y, en vez de escurrir el bulto y huir de los alemanes, llegar hasta donde éstos fondean su barco y hundirlo.
Charlie, viéndola poseída por un ardor patriótico desaforado, preferirá que ella misma se desanime al comprobar las dificultades de la empresa y los terribles peligros del viaje. Sin embargo, Charlie acabará sumándose al entusiasmo de Rose, al tiempo que entre ambos empezará a fraguarse un sincero afecto.
En 1951 la película fue nominada al Óscar en cuatro categorías: mejor actriz (Katharine Hepburn), mejor director (John Huston), mejor guión (James Agee y John Huston) y mejor actor (Humphrey Bogart). Finalmente "sólo" se llevaría este último pero ello no sería óbice para convertirse en uno de los más grandes clásicos de todos los tiempos.
El período 1947-1951 fue particularmente crítico para el cine americano. Habían comenzado las investigaciones parlamentarias sobre el comunismo, dentro de la campaña política iniciada por Joe McCarthy, y de mano de la Comisión de Actividades Antiamericanas (HUAC).
El paisaje de persecución contra determinados sectores de Hollywood no sólo respondía a razones políticas. Tras el brillante balance económico de la temporada 1945-1946, la aplicación de la legislación antimonopolística contra los principales estudios, y la reducción de los beneficios netos, aportaron nuevos argumentos para la alianza entre determinados sectores de la administración y la patronal cinemátográfica.
Los primeros se valían de la popularidad de los rostros de Hollywood para aplicar su campaña anticomunista y antisindical. Los segundos tenían, en cambio, el apoyo del estado para reducir los salarios, despedir impunemente a empleados políticamente incómodos y reorientar el signo ideológico de sus productos, lejos de cualquier sospecha de izquierdismo.
La primera Comisión Parlamentaria contra la infiltración comunista en Hollywood durante la postguerra se formó en 1947, con un marcado perfil derechista. Los nombres de los miembros de la comunidad cinematográfica más destacados ideológicamente llegaron a la comisión antes de que se iniciasen las sesiones.
A estas sesiones, dirigidas por Parnell Thomas, se citó tanto a cineastas de carácter anticomunista y como a miembros izquierdistas de la sociedad hollywoodiense, estos últimos conocidos como los “Diez de Hollywood”.
Cuatro días después de concluir las declaraciones, los productores se reunieron en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, para discutir la suerte de estos cineastas, pero la RKO y la Twentieth Century Fox ya habían firmado el despido de sus empleados. El 10 de septiembre se produjo la detención y cárcel para los “Diez de Hollywood”, quedando posteriormente en libertad bajo fianza. El testimonio de nueve de las diez primeras víctimas de la caza de brujas queda recogido en el cortometraje “The Hollywood Ten”, realizado por John Berry.
A raíz de este proceso, mucha gente del cine quedó marcada y prohibida por las nuevas listas negras, quedando abocadas al trabajo en la clandestinidad o a bajo precio, para aquellos cometidos que no necesitaran mostrar el rostro del verdadero responsable de una determinada tarea.
Ese clima de suspicacia también tocó a Huston, que integró desde el comienzo uno de los comités de defensa para los acusados. Asimismo, en la crónica sobre “We Were Strangers” (abril 1949), The Hollywood Reporter se quejó “del más fuerte plato de teoría roja que se haya servido fuera de la Unión Soviética”. El director consiguió reírse de la acusación. A la semana siguiente, por el contrario, la misma película era comentada por el periódico comunista Daily Worker como “propaganda capitalista”.
En esas fechas comenzó también la decadencia de las grandes empresas. Una orden judicial las obligaba a vender sus salas de exhibición, para romper todo monopolio en el negocio. Además, en 1948 comenzaban las primeras trasmisiones públicas de la naciente televisión, con una absorción gradual del público cinematográfico. Ese debut explica que Hollywood intentase novedades como el cine en relieve, el Cinerama y el CinemaScope.
Cuenta la leyenda (una leyenda, por lo demás bastante asumida como cierta) que el único empeño de John Huston a la hora de emprender este proyecto fue que, aprovechando la ocasión de visitar África, podría cazar en las pausas de rodaje algún que otro paquidermo. Huston era un consumado cazador y mantenía más de un punto en común con Ernest Hemingway (ambos eran vividores, pendencieros, borrachines redomados... y le disparaban a cualquier cosa que se moviese).
Por ello, es más que posible que todos los rumores que rodean a La Reina de África y que tan certeramente reflejó Clint Eastwood en su sobresaliente Cazador blanco, corazón negro, se acerquen mucho a la realidad. El filme fue rodado enteramente en Uganda y las secuencias fluviales se filmaron en el río Lualaba. El rodaje tuvo lugar en condiciones terriblemente duras y tanto los actores como el equipo técnico pasaron mil penalidades. Todos los integrantes del equipo (Katherine Hepburn incluida, así como Lauren Bacall que fue a visitar a su marido) sufrieron horribles diarreas debido a las insalubres aguas que tuvieron que beber.
Cuentan las malas lenguas (y existen testimonios bastante fidedignos al respecto) que sólo dos personas se libraron de tan molesta agonía: John Huston y Humphrey Bogart. ¿La explicación?. Sencilla: ninguno de los dos probó ni una sola gota de agua pues los únicos líquidos que ingerían venían embotellados y se caracterizaban por una elevadísima graduación.
Si bien, las primeras escenas se rodaron en el río Lulaba. Luego todo el equipo se transladó a 2500 kilómetros de distancia en el lago Uganda. Plagas de hormigas y otros insectos diezmaron a los cineastas. Las dificultades del rodaje obligaron a todo el equipo a transladarse a Londres para acabar la película. Se rodaron en estudio todas las escenas en que Kate y Bogard empujan en el agua la 'Reina de África' y aquellas en que el barco es arrastrado por las aguas de los rápidos. Puesto que el anecdotario de La reina de Africa es uno de los más extensos en la historia de los rodajes de Hollywood, no es extraño encontrar varios libros sobre el mismo, como El rodaje de La reina de Africa, de Katherine Hepburn, o Cazador blanco, corazón negro, de Peter Viertel, son prueba de ello.
Comas, Angel. La reina de Africa; El crepúsculo de los dioses. Barcelona: Dirigido por, 1998.
Grobel, Lawrence. Los Huston: historia de una dinastía de Hollywood. Madrid: T&B Editores, 2003.
Hepburn, Katharine. El rodaje de la Reina de África. Barcelona: Ultramar, 1990.
Huston, John. Memorias. Madrid : Espasa, 1998.
Maccarty, John. The films of John Huston. Secaucus: Citadel Press, 1987.
Madsen, Axel. John Huston. London: Robson Books, 1979.
The making of the African Queen, or, How I went to Africa with Bogart, Bacall, and Huston and almost lost my mind. London: Century, 1987.
Perspectives on John Huston. New York: G.K. Hall, 1994.
Viertel, Peter. Cazador blanco, corazón negro. Madrid: Ediciones del Imán, 1997