El científico, escritor y museólogo Jorge Wagensberg afirmaba en su artículo "El museo en aforismos" publicado en El País-Babelia: "Un museo no es para visitar, sino para experimentar. Decir no voy al Museo del Prado porque ya he estado, es como decir no voy a la playa porque ya la visto". De esta afirmación se obtiene al menos una conclusión, que enseñar a los más pequeños a valorar el mundo del arte en su conjunto y sensibilizar sobre valores como la conservación y preservación del patrimonio apuntan en una dirección: la educación.
Expertos y conocedores del medio insisten en el papel tan importante que cumple la educación artística en la infancia. Potencia la creatividad de los más pequeños y desarrolla su sensibilidad. Resulta interesante el post titulado "La importancia de educar a los niños en el arte" publicado en la web CharHadas en el que se afirma que "La actividad creadora es producto de la capacidad que tiene y desarrolla cada persona para imaginar, percibir, buscar e inventar; por lo tanto, ya desde recién nacidos debemos incentivarlos a que disfruten de actividades artísticas usando la imaginación y expresando libremente sus ideas para que desarrollen en esos primeros años habilidades, capacidades y destrezas que se irán fortaleciendo a medida que el niño crezca".
En 2011 el diario Público publicó el artículo "Unidos para educar en el arte contemporáneo" en el que se recogían las impresiones de Bartomeu Marí, director del Macba, y de Nimfa Bisbe, directora artística de la Fundación La Caixa, con respecto al arte contemporáneo y su aceptación, haciendo especial hincapié en la necesidad de educar en el arte para posicionar al arte contemporáneo en el lugar que merecía. Bartomeu Marí afirmaba "[...] que se debería inculcar la costumbre de que la población se relacionara con el arte desde muy temprano, para evitar el rechazo del "no lo entiendo". "La gente opina sin problemas y con total libertad de lo que le ha parecido una película, no hay reparos en opinar sobre el cine, en cambio sobre arte hay una especie de barrera", añade. Conclusión: sin educación, no hay visitantes ni arte. Y sin ellos, los museos son sólo lustrosos contenedores vacíos".
Nimfa Bisbe sentenciaba "Conseguir que el arte contemporáneo gane presencia en la sociedad y en el espacio público es un cometido compartido por ambos. "Por eso invertimos tanto en proyectos pedagógicos, montamos exposiciones e intentamos ayudar a la producción, que suele ser muy difícil de encontrar en este país".
Ante esta realidad, muchos centros e instituciones culturales, conscientes de la importancia de educar en el arte, han reforzado sus programas educativos en los últimos años para formar a los más jóvenes. Hoy en día parece evidente la relevancia de la función educativa de los museos, por lo que fomentar su desarrollo y apuntalar la formación y profesionalización de su personal resultan dos ideas indispensables a tener en cuenta. Para poder conocer la situación de la educación en los centros se debe ahondar en los proyectos educativos promovidos desde las distintas instituciones.
Roser Calaf plantea que "[...] La tarea pedagógica del museo es tan importante, que la museología la ha propuesto como meta principal en función de la utilidad que reporta al hombre. Esto nos lleva inevitablemente a plantearnos dos cuestiones consecutivas. Primero, qué significa educar para un museo, y posteriormente, cómo puede hacerlo".
Las distintas políticas educativas se han ido perfilando a medida que los centros han establecido sus objetivos y necesidades, eligiendo una línea de actuación u otra. En La mirada inquieta: educación artística y museos, Roser Juanola y Anna Colomer abogan por un tipo de museo que además de "...acumular la función de comunicación e interpretación, también debe hacer el papel de vínculo educativo y social. El museo es un elemento de integración educativa y social en tanto que puede articular una educación formal con la no formal, relacionando las personas con su barrio, con los medios de comunicación y con las nuevas tecnologías". Para Eilean Hooper-Greenhill, para establecer una política educativa previamente se ha tenido que establecer una comunicativa, asentando los criterios en los que el museo va a fundamentar su relación con los visitantes. Para la profesora norteamericana Lisa Roberts, la "tarea de la educación en el museo es la interpretación". Juanola y Colomer presentan una alternativa que engloba a estas dos, apostando por un modelo de museo que integre, tal y como se menciona con anterioridad.
La función educativa de un museo atenderá a cuestiones como el público que lo visita, los conocimientos previos que posea, las necesidades concretas que presente, sus inquietudes, etc... Cada centro promoverá y desarrollará un programa con el que educar a la sociedad.
Desde el Departamento de Educación y Acción Cultural del centro-museo Artium se busca aportar a todo tipo de público las claves de la creación contemporánea "...a través de diversas iniciativas y con una adecuada metodología, nuestro propósito es facilitar la comprensión y el disfrute de la obra o de la exposición, proporcionando a cada persona una experiencia significativa adaptada a sus intereses y necesidades".
Charo Garaigorta, responsable del departamento de Educación de Artium, afirma "[...] Cada persona se acercará al arte desde su propia experiencia por lo tanto no es necesario a priori un conocimiento de la Historia del Arte aunque luego lleguemos a ella. Nuestro deseo es que el museo sea entendido tanto por la comunidad educativa como por el público en general como suyo [...] En todos nuestros programas de un modo u otro, está contemplado el componente formativo. Los programas están diseñados a la medida de las necesidades del grupo. Son una colaboración entre el profesor o líder del grupo y el educador del museo".
Su proyecto educativo promueve la relación entre las instituciones educativas formales y el propio Museo, profundiza en cuestiones concretas, proporciona las herramientas necesarias para el desarrollo educativo de los más jóvenes y adapta los contenidos al nivel y características del grupo. El centro como dinamizador de actividades se convierte en un espacio en el que los más pequeños pueden realizar visitas guiadas o talleres a medida. Desde el departamento promueven los programas escolares, tendiendo la mano a toda infraestructura educativa, y desarrollan la actividad tanto en el Museo como en el propio centro o colegio. El programa se fundamenta en una metodología activa basada en la observación, el diálogo, la investigación y el descubrimiento. El educador o educadora ayudará a descubrir nuevos conceptos e impulsará la participación en cada visita y taller, favoreciendo a las múltiples lecturas que pueden establecerse entre los objetos y el público que los observa, lo que Juanola y Colomer denominan un "intercambio de realidades".
Además, el departamento desde sus inicios viene desarrollando una serie de exposiciones educativas en pequeño formato y realizadas con los fondos de la colección del propio Museo. Están diseñadas para acercar el arte contemporáneo de manera accesible y dinámica y giran siempre en torno a un tema concreto para aprender a mirar, analizar e interpretar los diferentes significados que contienen las obras de arte. La responsable afirma "estas exposiciones son una práctica crítica y reflexiva que completan los contenidos de otras exposiciones del Museo, construyen significados que quizás el autor no pretendió... o que el visitante nunca tuvo oportunidad de articular".
En abril de 2015 Charo Garaigorta, responsable del Departamento de Educación y Acción Cultural de Artium, participó en Educa+ encuentro de educación y museos, organizado por el Museo Thyssen-Bornemisza con la colaboración de Fundación BBVA.