Eduardo Arroyo nace en la calle Argensola de Madrid el 26 de febrero de 1937. En esta ciudad se forma, y vive, junto a muchos españoles, la llegada de Franco al poder. Su madre, Consuelo Rodríguez, oriunda del pueblo leonés de Robles de Laciana donde el propio Eduardo pasó parte de su infancia, era una mujer muy independiente y alejada de las convenciones sociales. Viuda durante muchos años, nunca rehizo su vida. Su padre, Juan González Arroyo, fallecido en 1943 a consecuencia de una caída en el teatro complicada con una peritonitis, era un apasionado de esta arte escénica. Esta afición le llevó a escribir, dirigir e interpretar obras teatrales y también a entablar relaciones de amistad con Federico García Lorca, Enrique Jardiel Poncela o Jacinto Benavente, entre otros.
De manera sorprendente, antes de su muerte y en contra de las convicciones y creencias que profesaba hasta el momento (combativo falangista, católico empedernido, condenado a muerte por la República,…), Juan González Arroyo inscribió a su hijo en el Liceo Francés, en cuyo jardín de infancia ingresó Eduardo en octubre de 1942. Una decisión “misteriosa” sin duda, pero igualmente acertada, pues le abrió el camino a una cultura y un idioma que le serían de gran utilidad cuando partiera a París años más tarde.
Durante su infancia las aptitudes pictóricas de Arroyo eran ya evidentes. El artista dibujaba durante horas, llegando incluso a publicar caricaturas en los periódicos o a pintar algunos cuadros. Sin embargo, su verdadera vocación seguía siendo la literatura. Tanto es así, que no dudó en matricularse en Madrid en la Escuela de Periodismo de la calle Zurbano, obteniendo el título de periodista con tan sólo 21 años. A esa edad poseía también su licencia militar, pues en febrero de 1957 había tenido que realizar el servicio militar durante veintidós meses.
Alcanzamos así el año 1958. La dictadura de Franco continúa al frente del gobierno de España y el clima se hace insoportable en ciertos sectores, hasta el punto de que Arroyo, al igual que muchos otros españoles, decide salir del país y se dirige a París con la intención, luego truncada, de convertirse en periodista, de escribir. Allí entra en contacto con los exiliados españoles, lo que enardecerá aún más sus críticas al régimen franquista, un sentimiento que plasmará en sus obras.
Arroyo no llegará a ver materializadas sus aspiraciones literarias. La necesidad de hacerse entender en ese país extranjero y su urgencia por expresarse dirigirán a Arroyo hacia la pintura. Este “desvío” se produce de manera natural. A su llegada a París, Arroyo se instala en el barrio de los pintores, Montparnasse, y no en el de los escritores, St. Germain-des-Pres, y se integra rápidamente en el ambiente bohemio de los grandes cafés y del núcleo artístico de la capital francesa. De esta forma, Arroyo se sumerge en París rodeado de pintores, centrando su actividad en esta disciplina de forma progresiva a medida que comprende y acepta las barreras que el idioma le plantea para ser escritor y la universalidad que, por el contrario, le ofrece el trabajo con las imágenes. Tras una etapa en la que sobrevive como retratista callejero y dibujante de aceras o ejerciendo de lector en la Escuela Superior de Comercio, logra finalmente vivir de la pintura.
La trayectoria artística de Arroyo se abre con la siguiente reflexión: “Una palabra es una imagen, un cuadro, y - ¿por qué no? – un cuadro es una palabra”.
Será en 1960 cuando pase su primera prueba al ser invitado a participar en el Salón de la Joven Pintura (Museo de Arte Moderno de París), dirigido e integrado por pintores de menos de cuarenta años. Allí presenta su cuadro La corrida du papillon. Su marcada personalidad no pasa desapercibida a Georges Détais, un marchante que sólo un año después organiza la primera exposición individual de Arroyo en la Galería Claude Levin de París, donde expone una serie de retratos de militares y religiosos. Es también a través de Détais como conoce a los que serán sus compañeros en el futuro, Gilles Aillaud y Antonio Recalcati. No hay que olvidar tampoco que 1960 es el año de los Juegos Olímpicos de Roma, ocasión que aprovechará Eduardo Arroyo para viajar a Italia. Poco a poco establecerá un estrecho vínculo con este país, vínculo que ya en estos inicios de la década de los sesenta comienza a perfilarse.
Poco después, en 1963, entra a formar parte del jurado del Salón de la Joven Pintura de la III Bienal de París, donde se hace cargo del espacio dedicado a la denuncia del totalitarismo y la represión, en el que expone con el colectivo L’Abattoir, es decir, El matadero formado por Arroyo, Biras, Brusse, Camacho, Pinoncelli y Zlotykamien. En este espacio cuelga los retratos de los cuatro dictadores europeos: Franco, Mussolini, Hitler y Salazar, una muestra que será clausurada alegando que uno de los toreros/matadores se parecía demasiado al General Francisco Franco.
La polémica está servida, pero no sólo con esta obra en la que retrata a los cabecillas de los cuatro regímenes dictatoriales del momento, sino también por las propias convicciones políticas del artista que le llevarán a mantener relaciones muy inestables con las galerías que le contratan y en las que expone. De hecho, en 1963 será censurada y clausurada una exposición suya en la Galería Biosca de Madrid. Tampoco su relación con la galería Marlborough será muy satisfactoria, pues tres meses después de contratarle (en agosto de 1963) rescinden el contrato que preveía una exposición del artista en Estados Unidos. Los cuadros de Arroyo, que viajaban en ese momento rumbo al otro lado del océano fueron enviados de vuelta a España sin llegar a ser expuestos.
1963 es también un año de encuentros. Arroyo conocerá a Antonio Recalcati, Francis Biras y al crítico Gerald Gassiot-Talabot, portavoz teórico de la Figuración Narrativa, movimiento al que se adscribe en general a Eduardo Arroyo. Será un año después, en 1964, cuando inicie su colaboración con Recalcati y Aillaud.
No será tampoco éste un año exento de controversias. Un ejemplo lo encontramos en la exposición 25 años de paz que se organiza en la Galería André Schoeller Jr. de París, una exposición contraria a los festejos organizados en el país vecino con motivo de la celebración de los veinticinco años de franquismo en España y que recrudecerá además las relaciones del artista con el régimen de Franco.
Otra de las fuentes de discordia será la serie de ocho telas Vivre et laissez mourir ou la fin tragique de Marcel Duchamp presentada por Arroyo, Aillaud y Recalcati en la exposición La figuration narrative dans l’art contemporaine presentada en 1965 por la Galería Creuze de París. En ella los tres pintores aparecen representados como los asesinos del artista francés a modo de secuencias de película policíaca. Se trata de una muestra de la vigencia del sentimiento antivanguardista de Arroyo, que se acentúa con el tiempo. Esto es lo que Arroyo opina del representante del dadaísmo años después, en 1988: “Duchamp representa un tipo de artista ante el que sólo es posible la negación.
El artista como demiurgo, inspirado por la divinidad, sabio como un niño, fuera de lo cotidiano y, por añadidura, perezoso. Es cierto que hay en Duchamp cualidades excelentes, como su indiferencia respecto al estilo, la importancia que daba a los títulos, la aparente disparidad de su obra. Pero, ¿por qué ir a buscar en Duchamp lo que es el pan nuestro de cada día en Picabia?”. Una crítica no sólo a Duchamp, sino a la vanguardia en general y a figuras como Joan Miró o Salvador Dalí, en particular. A los dos primeros, por ejemplo, les achaca que practiquen un arte superficial, esteticista, sin compromiso.
Vivir y dejar morir o el fin trágico de Marcel Duchamp, serie realizada por G. Aillaud, E. Arroyo y A. Recalcati, 1965:
Tras pasar el verano de 1966 en la ciudad de Tonfano, en la Toscana italiana, donde realiza los retratos del escritor Franz Villiers, en mayo de 1967 Arroyo viaja a Cuba, cuyo régimen pasa por un momento aperturista y optimista. Allí participa en el Salón de Mayo en La Habana con otros doscientos artistas. Todos juntos, europeos y cubanos, realizan el Gran Mural durante la noche del 17 de julio, con el fin de apoyar la lucha de los intelectuales cubanos contra el bloqueo de los estadounidenses. Arroyo aprovecha la ocasión para viajar también a América Central y Estados Unidos.
1968 es una fecha significativa a nivel mundial y, por supuesto, tendrá sus implicaciones en la trayectoria vital y artística de Arroyo. El Mayo del 68 francés supondrá para Arroyo un hito histórico importante, ya que se involucró plenamente, convirtiéndose en uno de los principales representantes de la vanguardia figurativa de contenido político en Francia. Prueba de ello es su participación en el Atelier populaire des Beaux-Arts, grupo encargado de la creación de los carteles de mayo de 1968, unos 375, con los que empapelarán las calles de París. A esta intensa actividad le seguirá la participación en la exposición Salle rouge ou Salle vietnamienne organizada en el Museo de Arte Moderno de París para ayudar al pueblo vietnamita. Participará también en el Congreso de Intelectuales de La Habana, Cuba.
Sin embargo, la decepción no tarda en adueñarse del espíritu del artista. Tanto es así que Arroyo acabará mostrándose sumamente crítico con los acontecimientos vividos: la invasión soviética de Checoslovaquia, el desengaño con el régimen cubano y el distanciamiento del ardor sesentayochista.
Pero, no todo es negativo en este año 1968. Y es que tendrá lugar un encuentro muy interesante y decisivo para la evolución artística de Arroyo: el encuentro con Klaus Michael Grüber, con el que dará sus primeros pasos en el mundo del teatro y la escenografía. Tendrá también la ocasión de conocer a Guy de Rougemont.
En otro orden de cosas, esos lazos que ya desde 1960 había establecido con Italia, donde reside parte del año 1967, se van a consolidar. Los motivos de esta estrecha unión van más allá de la vinculación del artista a la Bienal de Venecia o a su matrimonio con Maria Grazia Eminente. Es un vínculo que se remonta a los primeros pasos de Arroyo en el mundo artístico, una época difícil en la que los coleccionistas italianos sirvieron de tabla de salvación al artista español gracias a la compra de sus obras. Hasta Milán viajaba Arroyo haciendo auto-stop para vender allí sus cuadros y regresar luego a París con el dinero recaudado. Los veranos que pasa en Positano serán muy importantes en el desarrollo de su personalidad artística. Por ello, en 1968 se establece en Milán donde, un año antes, en febrero de 1967, había conocido a María Grazia Eminente con la que comenzará a vivir en 1969.
1969 es también el año de su estreno como escenógrafo. Comienza su colaboración con el director de escena Klaus Grüber para Off limits de Arthur Adamov, en el Piccolo Teatro de Milán. Continuará colaborando con este director escénico de manera apasionada.
1970 marca, en cierta manera, el final del ciclo más explícitamente político de Arroyo con la exposición Treinta años de paz, serie en la que trabaja durante el verano en Roma, donde permanece hasta el mes de septiembre. Las temáticas tratadas por el artista en sus obras se van a diversificar, abordando temas como el boxeo, un tema que conoce bien y que le apasiona.
En 1971 viaja a Nueva York donde tiene un encuentro con Saul Steinberg. En 1972 se organiza la exposición personal Opere e operette sobre el tema del melodrama en el arte lírico italiano en Milán. Ese mismo año tiene un encuentro con Aldo Mondito y Adriano Bocca, que le enseña cerámica.
En 1974 es nombrado comisario de la Bienal de Venecia de 1976. Solicita y obtiene el estatuto de refugiado político en Francia. Ese año viaja a California. Se instala en Berlín Oeste en otoño, por invitación de la Academia de Bellas Artes y permanece allí nueve meses. En 1975 muere Franco. En 1976 pinta Ronda de noche con bastones, según la obra de Rembrandt. Recupera su pasaporte y, por primera vez en su vida, vota. Tiene un encuentro con Andreu Alfaro. Por primera vez desde 1963 muestra su trabajo en España. Y en 1978 comienza a trabajar en la biografía del boxeador “Panama” Al Brown. En 1979 viaja a América Central y a Estados Unidos.
En 1982 se publica el libro Panama Al Brown (Ediciones Jean-Claude Lattes, París). El Ministro de Cultura de Francia, Jack Lang, inaugura el mural de 80 metros cuadrados El mercado de sombreros en la Plaza Pierre Achard, de Grenoble. Entre 1984 y 1985 Arroyo consigue pintar su primer cuadro en Madrid y vuelve a representar en sus cuadros a castizas mujeres españolas. El 2 de febrero de 1986 se estrena en Munich Bantam, una pieza en dos actos con la que Arroyo debuta como autor dramático. El 21 de diciembre de 1989 Arroyo casi muere en París debido a una peritonitis (como su padre). Los años noventa van a suponer el asentamiento definitivo en los círculos artísticos españoles del artista. Durante sus útimos veinte años vive y trabaja entre París y Madrid y sigue con sus facetas de creador plástico, escritor y escenógrafo. Arroyo cuenta con presencia en muchos importantes centros de arte mundiales. Fallece en Madrid el 14 de octubre de 2018 a los 81 años.
2018
Eduardo Arroyo. Granada Centro Federico García Lorca, Granada.
2017
Eduardo Arroyo - Le retour des croisades. Museo de Bellas Artes de Bilbao, Bilbao.
Eduardo Arroyo - Capítulo I. Galería Álvaro Alcázar, Madrid.
Eduardo Arroyo - Paare / Parejas. LEVY Galerie Hamburg, Alemania.
2016
Eduardo Arroyo. Die Schweizer KapitelKunstmuseum Thun, Thun, Suiza.
2014
Eduardo Arroyo - La Parole Est À La Peinture. Galerie Louis Carré & Cie, París.
2013
Eduardo Arroyo. CAC Centro de Arte Contemporáneo Málaga.
Eduardo Arroyo: retratos y retratos. Museo de Arte Abstracto Español, Cuenca.
Eduardo Arroyo. Museu d'Art Espanyol Contemporani, Palma de Mallorca.
Eduardo Arroyo - Lápice de Colores. Galería Álvaro Alcázar, Madrid.
2012
The dictionary impossible. Galerie Catherine Putman, París.
Eduardo Arroyo. Galerie Ernst Hilger, Viena, Austria.
Eduardo Arroyo – Arbeiten von 1975 - 2011. LEVY Galerie, Hamburg, Alemania.
La Lutte De Jacob Et L'ange. Galerie Louis Carré & Cie, París, Francia.
Eduardo Arroyo. Círculo de Bellas Artes de Madrid (CBA), Madrid.
Eduardo Arroyo. El Cordero Místico. Museo Nacional del Prado, Madrid.
2011
Eduardo Arroyo - Retrospectiva Cornión. Galería de Arte de Asturias, Gijón.
Eduardo Arroyo - Painting Literature. Es Baluard Museu d’Art Modern, Palma de Mallorca.
2010
Eduardo Arroyo. Galerie Louis Carré & Cie, París.
2008
Eduardo Arroyo: Correspondances. Galerie Louis Carré & Cie, París.
2007
Eduardo Arroyo. Galería Álvaro Alcázar, Madrid.
Socha A Objekt XII. GALÉRIA Z, Bratislava.
2006
Arroyo. Galería Rosalía Sender, Valencia.
2005
Eduardo Arroyo - Papiers (1960-2005). Frissiras Museum, Atenas.
2003
Eduardo Arroyo.
2001
Eduardo Arroyo - Troisième partie - Lithographies, gravures. Anton Meier Galerie (Palais de l’Athénée).
2000
Retratomatón. Banco Zaragozano, Sala de Exposiciones, Zaragoza; Sanz Enea, Zarauz.
Galería Colón XVI, Bilbao.
1999
Agencia matrimonial, Matador. La Fábrica, Madrid.
Museo de Arte de Lima, Perú y Museo Universitario de Ciencias y Artes, México Suite Senefelder & Co, Literatuhaus, X Semana Internacional de las Letras de Munich.
1998
El exilio anterior. Diputación de Granada.
1997
Knock-out. Musée Olympique, Lausana.
1996
Eduardo Arroyo, retratos. Die Galerie, Frankfurt am Main.
Eduardo Arroyo, works 1973-1993. Cynthia Bourne Gallery, Londres.
1995
Lithographies pour comtes de Perrault. Galerie Maeght, París.
Da Gutenberg a Madonna. Galleria San Carlo, Milán.
1994
Eduardo Arroyo, obra gráfica. Galería Cromo, Alicante.
Eduardo Arroyo, chimeneas y deshollinadores. Sala de Exposiciones, Bilbao.
1993
Sombreros para Alicia. Galería Tiempos Modernos, Madrid.
Eduardo Arroyo, Carteles. Sala de Exposiciones, Huesca (Catálogo razonado de los carteles) y Palacio de Sástago, Zaragoza.
1992
Galería Gamarra y Garrigues, Madrid.
El Ulises prohibido. Centro Cultural de Círculo de Lectores, Madrid.
Galería Trece, Ventalló.
1991
Espace Fortant de France, Sète.
Galerie Thomas Levy, Hamburgo.
1990
Collages 1989. ARCO 90, Galeríe Berggruen.
Eduardo Arroyo, Bilder, Skulpturen, Zeichnungen, Collagen, Graphik. Huber-Nising, Frankfurt am Main.
1989
Eduardo Arroyo, obra gráfica, Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), Valencia.
Multiples au singulier. Galerie Levy Dahan, París.
1988
Musée Cantini, Marsella.
Galerie Anton Meier, Ginebra.
Galerie Françoise Courtiade, Toulouse.
Galerie Michael Hasenclever, Munich.
1987
Museum fur Kunst und Kulturgeschichte, Dortmund.
Galería Gamarra y Garrigues, Madrid.
1986
Galerie Orangerie-Reinz, Colonia.
Sala Parpalló, Diputación Provincial de Valencia.
1985
Galerie La Hune, París.
Galerie lsy Brachot, Bruselas.
1984
Guggenheim Museum, Nueva York.
Galería Pelaires, Palma de Mallorca.
1983
Leonard Hutton Galleries, Nueva York.
Galería Alencon, Madrid.
1982
Exposición retrospectiva: Eduardo Arroyo, 1962-1982, 20 años de pintura. Salas Ruiz Picasso, Madrid.
Centre Georges Pompidou, Musée National d'Art Moderne, París.
1981
Galleria d'Arte Lanza, Intra.
1980
Galerie Michael Hasenclever, Munich.
1979
Art Package Gallery,
1978
En souvenir de Kreuzberg (con Grazia Eminente). Fondation Nationale des Arts Graphiques et Plastiques, París.
1977
Galería Punto, Valencia.
Galería Val i 30 Valencia.
1976
DAAD, Akademie der Kunste (con Grazia Eminente), Berlín.
1975
Galerie Fred Lanzenberg, Bruselas.
1974
Studio P.L., Milán.
1973
Galerie 9, París.
1972
Gallerie d'Eendt, Amsterdam.
Gastaldelli Arte Contemporanea, Milán.
1971
Galleria People, Turín.
Hedendaagse Kunst, Utrecht.
1970
Galerie Withofs, Bruselas.
1969
Galerie André Weil, París.
1968
Studio Bellini, Milán.
Studio Marconi, Milán.
1967
Galleria Il Fante di Spade, Roma.
1965
Galerie Bernheim Jeune, París.
1964
Gallerie 20, Amsterdam.
1963
Galería Biosca, Madrid.
1962
Crane Kalman Gallery, Londres.
1961
Galerie Claude Lévin, París.
2018
Persona Grata. Musée d´art contemporain du Val de Marne MAC, ValVitry sur Seine, Francia.
Persona Grata. Musée de l'histoire de l'immigration, París.
Summer encounter. Galerie Miro, Praga.
Wohin das Auge reicht - As Far as the Eye Can See. Museum WürthKünzelsau, Alemania.
Una tregua. Galería Álvaro Alcázar, Madrid.
Latitud Robayera. Sala Municipal Robayera, Miengo, España.
Donación de Plácido Arango Arias al Museo de Bellas Artes de Asturias. Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo.
Printer’s proofs. Prints from Frank Bordas’ workshop. Bibliothèque nationale de France- site Francois Mitterand, París.
2017
SoixanteDixSept, Hôtel du Pavot…FRAC - Ile-de-France - Château Rentilly, Bussy Saint Georges, Francia.
Lithographien von Karl Imhof und Grafiken aus seinem Verlag und Druckgrafikatelier. Galerie 13, Freising, Alemania.
Mystification of the Everyday. Delmes & Zander - Cologne, Colonia, Alemania.
2016
Perdidos en la ciudad/ La vida urbana en las colecciones del IVAM. Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) Valencia.
Obra Gráfica Contemporánea. A Del Arte Zaragoza.
Ni Cautivos ni Desarmados arte, memoria y dolor versus política (o violência) en/desde (la España del) siglo XX. La Nau, Centro Cultural de la Universitat de València, Valencia.
10 Años. Galería Álvaro Alcázar, Madrid.
100 Koepfe. Die Galerie - Frankfurt.
2015
Evolución. Colección Aena de Arte Contemporáneo. Centro del Carmen, Valencia.
The World is Made of Stories. Astrup Fearnley Museet for Moderne Kunst, Oslo.
Ma p’tite Folie contemporaine II. Musée de la folie Marco, Barr, Francia.
Figuration Narrative : Paris 1960-1975. Art Collection S.à r.l, Luxemburgo.
Art In Music - Werke aus der ACT. Art CollectionWeserburg | Museum für moderne Kunst, Bremen, Alemania.
Works from the Astrup Fearnley Collection. Astrup Fearnley Museet for Moderne Kunst, Oslo, Noruega.
Et si jamais... Centre d'Art le LAIT, Albi, Francia.
Arte contemporáneo en la colección Himalaya. Museo de Albacete, Albacete.
2014
Paisaje Urbano en la Colección de Fotografía del IVAM. Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), Valencia.
La piel translúcida. Obras de la Colección Iberdrola. Patio Herreriano - Museo de Arte Contemporáneo Español, Valladolid.
De la pierre à l’écran, Studio Franck Bordas, Paris. Centre de la Gravure et de l'Image imprimée, La Louvière, Bélgica.
Fondation Maeght. De Giacometti à Tàpies, 50 ans de collectionDomaine de Kerguéhennec. Centre d'Art Contemporain, Bignan, Francia.
It's Pop Art (group show). Galerie Terminus, Munich, Germany.
Traço Descontinuo: Coleção Norlinda e José Lima - Uma seleção (Parte II). Oliva Creative Factory, São João da Madeira, Portugal.
It´s PopArt ? LEVY Galerie, Hamburg, Alemania.
MANO A MANO | HAND IN HAND. LEVY Galerie, Hamburg, Alemania.
Word And Image. Vasarely Museum, Budapest, Hungría.
DIBUJOS INÉDITOS DE LA COLECCIÓN DEL IVAM. Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), Valencia.
Colectiva de Escultura. Galería Álvaro Alcázar, Madrid.
Grand Format. Galerie Louis Carré & Cie, París.
Eduardo Arroyo & Bruno Bruni "Mano a Mano | Hand in Hand“. Hannover gallery, Hannover, Alemania.
2013
Tesoro público. Colección Artium = Herri altxorra. Artium bilduma. Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Vitoria-Gasteiz.
2006
Peintures - Painting. Martin-Gropius-Bau, Berlín.
Salon de Mai. LEVY, Hamburgo.
Cross-referenced messages - Talk with reality in time. Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Vitoria-Gasteiz.
2005
Anthropography III. Frissiras Museum, Atenas.
Las tres dimensiones de El Quijote - El Quijote y el arte contemporáneo español. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía MNCARS, Madrid.
Obras Maestras del Siglo XX en las Colecciones del IVAM. Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, Segovia.
Réouverture du LAAC. LAAC - Lieu d'Art et Action Contemporaine de Dunkerque, Dunkerque.
2004
Mensajes cruzados. Parlamentar con lo real en el tiempo. La colección IV. Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Vitoria-Gasteiz.
Künstler der Galerie. Michael Hasenclever, Munchen.
Rumbos. La colección III = Norabideak. Bilduma III. Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Vitoria-Gasteiz.
SocióPolis. Projekt für eine Stadt der Zukunft. Architekturzentrum Wien Az W, Viena.
El Pop Español - Los años Sesenta - El Tiempo reencontrado. Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, Segovia.
2003
Fuochi. Grossetti Arte Contemporanea, Milano.
The Painting never dries... Astrup Fearnley Museet for Moderne Kunst,
2002
La Colección II. Arte en España desde 1960 hasta la actualidad = II Bilduma. Artean espainian 1960tik gaur arte. Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Vitoria-Gasteiz.
Traslaciones España-México, pintura y escultura, 1977-2002. Círculo de Bellas Artes, Madrid.
Otras Meninas. Fundación Telefónica, Madrid.
Beziehungsfragmente. Galerie Vayhinger, Radolfzell.
Objekte der Begierde. LEVY, Hamburgo.
Suite Europa 2002 - Colección de estampas digitales. MADC Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, San José.
Unit C - Travelling through Painting. Frissiras Museum, Atenas.
Ils sont venu de si loin. Galerie Delta, Rótterdam.
Suite Europa 2002. Amos Anderson Art Museum, Helsinki.
La pasión por el libro. Una aventura editorial. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía MNCARS, Madrid.
Otras Meninas. Fundación Telefónica, Madrid.
La Colección = Bilduma. Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Vitoria-Gasteiz.
2001
Cabezonadas, Eduardo Arroyo y Candela Cort. Salas de Exposiciones y Cultura, Las Rozas.
De quelques dessins contemporains. Fondation d’Art Contemporain Daniel et Florence Guerlain, Les Mesnuls.
10 Jahre Kunstverein Bad Salzdetfurth. Kunstverein Bad Salzdetfurth e.V., Bodenburg.
2000
Secretos del desnudo. Sala de la Fundación Caja Vital Kutxa, Vitoria-Gasteiz.
Los artistas en la cerámica. Escuela Taller de Cerámica de Muel, Zaragoza.
Calderón en escena: siglo XX. Sala de exposiciones del Círculo de Bellas Artes, Madrid.
1999
Libros de poesía ilustrados y de artista. Michel Hubert, Asociación de Amigos del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, Badajoz.
Pop impressions Europe/USA, prints and multiples from the Museum of Modern Art. The Museum of Modern Art, Nueva York.
Europalia Nr. 1 "España”. Galerie Delta, Rótterdam.
Mit unseren Künstlern in das nächste Jahrtausend. Galerie Pro Arte, Freiburg.
1998
Art Sida. Galería de Arte Beatriz Valcárcel de Majadahonda en colaboración con el Ayuntamiento de Majadahonda.
El Objeto del Arte. Museu d’Art Espanyol Contemporani (Fundación Juan March), Palma de Mallorca; Museo de Arte Abstracto Español, Cuenca.
Spain is different, Post-Pop and the New Image in Spain. Sainsbury Centre for Visual Arts,
1997
De Picasso a Barceló, el arte contemporáneo a través de la obra gráfica. Caja España, exposición itinerante: Valladolid, León, Palencia, Zamora, Salamanca.
Da Napoleone a Carmen Amaya. Atelier del Tadini, Lovere, Lago d’Iseo.
1996
Face à l’Histoire; l’artiste moderne devant l’évènement historique, 1933-1996. Centre Georges Pompidou, Musée National d’Art Moderne, París.
José Miguel Arroyo “Joselito” por Eduardo Arroyo, Florian Bolk, Luis Moro, Isabel Muñoz. Galería Utopía Parkway, Madrid.
1995
Le cirque. Athénée-Théâtre Louis Jouvet, París, Espace Mira Phalaina, Montreuil.
Homenaje al tango. Galería Novart, Madrid.
1994
El mundo mágico de Mickey Mouse. Centro Cultural Conde Duque, Madrid.
Grazia Eminente-Eduardo Arroyo. Galerie M20 y Galerie Levy, Hamburgo.
1993
Eduardo Arroyo et Bruno Bruni im Torhaus und im Rathaus Elmshorn. Elmshorn.
Ver a Miró, la irradiación de Miró en el arte español. Sala de exposiciones de la Fundación “la Caixa”, Madrid.
1992
De la Nueva Figuración a la Figuración Libre. Institut Français de Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Bilbao.
Beckmann-Picabia-Arroyo. Galerie Levy, Hamburgo.
Arthur Cravan, poète et boxeur. Galerie 1900-2000, París.
1991
The art of spanish posters. Tobu Cultural Event Hall,
El Museo del Prado visto por doce artistas españoles contemporáneos. Museo del Prado, Madrid.
1990
La Figuration Narrative, fragments 2. Galerie Raymond Dreyfus, París.
Au rendez-vous des amis. Galerie Enrico Navarra, París.
1989
1789-1989; le bicentenaire de la Révolution française vu par 17 artistes. Institut Français, Malmoe.
Papers. Galería Carles Taché Editor, Barcelona.
The Museum of Modern Art Takanawa, Karuizawa.
1988
El siglo de Picasso. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
Le peintre et l’affiche. De Lautrec à Warhol, Fondation Maeght, Saint Paul de Vence.
1987
Wagons-Lits. Musée des Arts Décoratifs, París.
Estruendos. Aspectos de la figuración en Francia. Museo Rufino Tamayo, México.
1986
Dobles figuras (Antonio Saura, Eduardo Arroyo, Miquel Barceló, José María Sicilia). Museum of Modern Art, Oxford.
Nouvelle génération d’images. 6 peintres sur ordinateur, CNAP, París.
1985
Dinge des Menschen. Städtische Kunsthalle
La presencia de la realidad en el arte español contemporáneo. Porin.
1984
Madrid-París-Madrid. Centro Cultural de la Villa, Madrid.
Arroyo, Rougemont, Thalman. Galerie Jean-Marie Cupillard, Saint-Tropez.
1983
Les revues d’art aujourd’hui en Europe. Musée de la Vieille Charité, Marsella.
Bonjour Monsieur Manet. Musée National d’Art Moderne, Centre Georges Pompidou, París.
1982
50 affiches pour le theatre. Théâtre National de Chaillot, París.
1816-1982, Cent Trente Artistes Lithographes. Fondation Nationale des Arts Plastiques, París.
1981
Les quinze affiches officielles de la Coupe du Monde de Football. Galerie Maeght, París y Zúrich.
1980
Adami, Arroyo, Mondito. Museo de la Cerámica, Albissola Marina.
La famille des portraits. Musée des Arts Décoratifs, París.
1979
Natures mortes ou le silence de la peinture. Galerie Jean-Pierre Mouton, París.
Les uns par les autres. Musée des Beaux Arts, Lille.
1978
Images détourées, images détournées. Exposición itinerante del Centre Georges Pompidou, París.
Biennale de Paris ’59-’73. The Seibu Museum of Art, Tokio.
1977
Avantguarda artística i realitat social (1936-1976). Fundació Joan Miró, Barcelona.
Objets et sculptures insolites. Exsición itinerante del Centre Georges Pompidou (Tours, Brest, Amiens, Lyon, etc.).
1976
Boîtes. L’ARC, Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, París.
Réalités? Galerie Karl Flinker, París.
1975
Solidarité avec le peuple chilien. Palais des Beaux Arts, Bruselas.
Faust-Salpêtrière (con Gilles Aillaud). Galerie Rhinocéros, París.
1974
L’Arte contro il fascismo di ieri e di oggi. Palazzo della Loggia, Brescia.
1973
Adami, Arroyo, Recalcati, Tadini, Pullmann dell’Arte. Commune di Milano, Milán.
1972
Immagini per la città. Palazzo Reale, Génova.
1971
Peintures et Objets. Musée Galliera, París.
1970
Pop Art, Nieuve Figuratie, Nouveau Réalisme. XXIII Festival Belga de Verano, Knokke-le-Zoute.
1969
Police et culture. MAM, París.
1968
Manifestation de soutien au peuple vietnamien. l’ARC, Musée d’Art Moderne (MAM), París.
1967
Gli amici. Studio Bellin, Milán.
Portraits. Galerie Claude Bernard, París.
Bande dessinée et Figuration Narrative. Musée des Arts Décoratifs, París.
1966
Aillaud, Arroyo e Recalcati. Il Fante di Spade, Roma.
65 Tableaux du Salon de Mai. Belgrado.
1965
Une passion dans le désert (con Gilles Aillaud y Antonio Recalcati). Galerie Saint Germain, París.
La Figuration Narrative dans l’art contemporain, Vivre et laisser mourir ou la fin tragique de Marcel Duchamp (con Gilles Aillaud y Antonio Recalcati). Galerie Creuze, París.
1964
Figuratie en defiguratie. Gemeentemuseum La Haya, Gante.
Abattoir 3. Galeria Relevo, Río de Janeiro.
1963
La grande toile. Galerie Claude Lévin, París.
Grands et jeunes d’aujourd’hui. Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, París.
1962
8 Pariser Maler. Deutsch-Französische Gesellschaft, Baden-Baden.
1961
Grands et jeunes d’aujourd’hui. MAM, París.
1960
XI Salon de la Jeune Peinture. Musée d’Art Moderne (MAM) de la Ville de Paris, París.
2005
Premio Aragón Goya de Grabado.
2000
Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes.
1999
Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid.
1993
Premio Nacional Tomás Prieto.
1983
Caballero de las Artes y las Letras del Gobierno francés.
1982
Premio Nacional de Artes Plásticas.
Considerado uno de los principales representantes de la figuración crítica y el pintor por excelencia de la transición española, Eduardo Arroyo se caracteriza por el humor e ironía de sus obras, su actitud inconformista y crítica y su defensa de la libertad creativa. Esa ironía será su mejor arma contra todo tipo de convencionalismos, una ironía que nos descubre también a un Arroyo melancólico y que busca en ese recurso un refugio al dolor y la decepción.
La anécdota
La anécdota va a ser la base sobre la que se fundamente la pintura de Eduardo Arroyo. Concede a esos hechos cotidianos, a esos datos concretos un gran valor, pues considera que en ellos puede estar contenida una explicación de la realidad. Con la captación de esas anécdotas pretende romper con las convenciones y prototipos sociales y demostrar la necesidad de que todos, incluido el espectador de esas obras, nos impliquemos en la vida y la historia, que realicemos una lectura crítica y sin prejuicios de la realidad que nos rodea.
Una producción en series
La obra de Eduardo Arroyo se organiza en series. Así, encontramos algunas como Robinson Crusoe (1965-66) que alude a su sentimiento de aislamiento como artista, Veinticinco años de paz (1965) con la que critica los festejos celebrados por el régimen franquista o Miró refait ou Les malheurs de la coexistence (1967).
La evolución de su trayectoria afecta también a las series que realiza, sobre todo, a partir de la década de los setenta: las formas se simplifican y utiliza materiales ajenos a la pintura como la cerámica o el caucho, cambios con los que consigue imágenes más misteriosas.
Son muchas las series que realiza. A continuación recogemos algunas de ellas: Obsesión de España. Sama de Langreo (Asturias). Septiembre 1963; Treinta años después (1971); Pintores ciegos (1970-1979); La forza del destino (1972) dedicada a los boxeadores Willie Pep, Kid Chocolate, Famechon, etc.; Los retratos (1974); Réflexions sur l’exil (1978); Ramoneur (1979); Toute la ville en parle (1982); Madrid-París-Madrid (1984),… entre otras muchas.
Dada su curiosidad y su trayectoria vital, no es de extrañar que los temas que interesan al artista y que, por lo tanto, representa en sus obras sean diversos. Desde la crítica al franquismo hasta los deshollinadores, pasando por los toros, los boxeadores,… Personajes muchas veces singulares que atraen su atención, personajes que forman parte de sus obras, a los que observa y de los que nos cuenta su vida, sus alegrías y sus tristezas.
Sin embargo, aunque su obra pueda parecernos a veces ecléctica o desordenada, tiene un hilo conductor basado en sus propias vivencias personales. Todo gira en torno a su biografía: los problemas de España, el exilio, los amigos, la función de la pintura y del pintor…, todo regado con una buena dosis de ironía y humor.
Un ejemplo de este carácter casi bufonesco es el retoque que realiza a una fotografía suya que aparece en uno de sus catálogos, tiñéndose la nariz de rojo: “Quedé convertido en un payaso. Era una autocaricatura que debía quitar cualquier idea de pedantería al retrato. Esos horribles retratos de pintores en sus catálogos me resultan insoportables. Todos dignos, todos respetables, todos inteligentes, todos insuflados de aliento divino…”.
Veamos ahora, más detenidamente, algunos de los temas que interesan al artista madrileño.
La condición de la pintura y el pintor
La reflexión del artista sobre su papel como pintor es una constante en toda su obra y se encuentra en la base de su quehacer. Se cuestiona la esencia de su trabajo desde sus primeras obras y lo lleva a cabo especialmente a partir de la manipulación de obras de otros pintores como Velázquez, Rembrandt o Miró. Lo que el artista pretende con esto es desmitificar el cuadro, el arte y su historia. Rechaza el contexto en el que se sitúan esas obras y trata de integrarlas en un nuevo entorno contemporáneo.
Lo que el artista pretende es recuperar el papel activo de los artistas, pues considera que la especialización a la que se había llegado había derivado en un total desinterés del arte por los problemas y la historia cotidianos, un total desapego que Arroyo considera imprescindible hacer renacer. Quiere integrar el arte en la vida.
El exilio
Sus propias vivencias personales son sin duda las desencadenantes de este interés, casi obsesión, por el tema del exilio. Lo sorprendente podría ser que este tema se intensifique a partir de la muerte de Franco, a partir del momento en que Eduardo Arroyo ya no es legalmente un exiliado y puede volver a su país. Y digo podría ser, porque si analizamos más profundamente los motivos de este sentimiento, no es extraño en absoluto. Es justo en el momento en el que su vuelta es libre cuando Arroyo choca de frente con la cruda realidad: sigue siendo un exiliado y sigue sintiéndose como tal. No legalmente, pero sí vitalmente. La distancia que separa al exiliado de su patria va más allá de la tierra, es algo interior, mental, mucho más difícil de recuperar y superar.
Es de esta sensación de la que nacen una larga serie de obras dedicadas a este tema. En ellas recurre a historias de personajes ficticios o reales que, como él, han soportado y soportan la condición de exiliados. Así encontramos el cuadro Réflexions sur l’exil: Irún-Hendaye, 1939-1976 un tríptico de 1976, o las obras dedicadas a Ángel Ganivet, Blanco White o Lluis Companys.
Por otro lado, la toma de conciencia de su condena al exilio interior es lo que le hace buscar una nueva patria, la pintura, y replantearse su condición de pintor.
Así hablaba Arroyo sobre el exilio y su condición de exiliado en una entrevista: “Me considero integrado en la situación española, y en la europea en general. Pero, cuando te has acostumbrado a este tipo de vida, es muy difícil no seguir adelante. Siempre con la doble nostalgia, con el análisis doble. Triple en mi caso, porque soy un poco «tri» teniendo en cuenta que también he vivido y he trabajado durante mucho tiempo en Italia: cinco años en Milán, dos en Roma... donde hice teatro, publiqué libros, y pinté. Es cierto que crea un cierto desorden, pero ahora me costaría trabajo no estar dividido. Mi condición es, y será, una división”.
Los deshollinadores
El encuentro casual con uno de estos personajes en las calles de Zurich provocará el inicio de una de las series más completas de la obra de Arroyo en cuanto al empleo de técnicas, materiales y elementos icónicos se refiere. Un tema que le fascinará, parece ser, por el gusto que por la máscara y la noche, lo negro, siente el artista. La serie comienza en 1979 y da pie a Arroyo a establecer múltiples metáforas a partir del oficio de los deshollinadores. Así, a través de collages, esculturas, pinturas y, sobre todo, dibujos al carbón, Arroyo convierte la ropa de los “ramoneurs” en fracs, sus ennegrecidas caras en máscaras o sus figuras en ladrones del antifaz.
El boxeo
Su admiración y fascinación por este deporte va más allá de la mera valoración del esfuerzo de los boxeadores, pues establece un paralelismo entre el boxeador y el pintor. “El ring es como un lienzo blanco del pintor” – ha escrito Arroyo – “el ring es un cuadro iluminado, destinado a crear tensión y a su vez es también un lugar de tensión”. Más allá también de esa lona como metáfora de lienzo del pintor, el artista entiende el ring como lugar de confrontación, de lucha por la vida.
El verdadero sentido y motivo de esta afición, compartida con Hemingway, Ezra Mound o Miró, queda reflejado en la biografía del boxeador “Panamá” Al Brown. En ella es evidente el interés del artista, no sólo por la brutalidad de este deporte, sino también por ese combate desesperado contra la desgracia, por el exceso…
Además de la biografía de “Panamá” Al Brown publicada en 1982 en francés, Arroyo realizó también varios retratos de boxeadores: Eugène Criqui, Young Perez, Oddone Piazza, Willie Pep, Kid Chocolate o Ray Famenchon.
El toreo
Una vez más Arroyo comparte afición con Hemingway: las corridas de toros. De hecho, no fueron pocas las veces que durante su exilio Arroyo cruzó la frontera clandestinamente para acudir a la Feria de San Isidro. Tampoco se perdió la Feria de Nîmes francesa. Además, el artista hizo partícipe de su afición a su amigo Gilles Aillaud, a quien llevó a visitar las ganaderías españolas.
Pero, ¿por qué esta afición por los toros? En opinión de Arroyo, en el toreo, al igual que en la pintura, hay que saber mantener las distancias para no ser cogido. Además, corrobora también una afirmación de Hemingway, quien decía que “el torero realiza una obra de arte jugando con la muerte”.
Muchos y diversos son los temas que el pintor madrileño abordará a lo largo de su trayectoria artística. Además de los ya mencionados, también la historia contra la que se enfrenta al exiliarse ocupa un lugar importante en sus lienzos de exposiciones como Veinticinco años de paz o Treinta años de paz. La ciudad nocturna con su halo misterioso (Madrid-París-Madrid) o las mujeres (Carmen Amaya) son otros de los aspectos que Arroyo recoge en sus obras.
Una temática que ha ido variando y evolucionando, pero siempre sobre la base de una sintaxis del lenguaje pictórico caracterizada por una pintura literaria y autobiográfica, articulada en series en las que la ironía es una constante. Como dice el propio artista: “Es precisamente ese aspecto serial fragmentario, dividido, esas diferencias estilísticas, esas mezclas… toda esa incoherencia los que constituyen, finalmente, la coherencia de mi obra”.
París, 1958. Huyendo del clima hostil de la España franquista, Arroyo se embarca rumbo a la ciudad de las luces. Allí espera convertirse en periodista y escritor, pero pronto sus pasos irán en otra dirección. Arroyo se convertirá en pintor. Será en París donde dé forma y consolide su identidad de pintor.
El informalismo era el movimiento artístico dominante cuando Arroyo llega a París. Sin embargo, pronto surge un grupo de jóvenes que, frente a la abstracción y la importancia que el informalismo otorga al gesto y la pincelada, defienden una vuelta a la figuración. Se constituye así la corriente de la Nueva Figuración o Figuración Narrativa a la que se adscribirá Eduardo Arroyo. Este grupo reivindica el poder de la anécdota, de esos momentos concretos de la vida cotidiana.
En este contexto inicia Arroyo su andadura artística, dándose a conocer en el XI Salón de la Joven Pintura del Museo de Arte Moderno de París donde expondrá en 1960 la obra La corrida de la mariposa. Poco después colabora también con el colectivo L’Abattoir, junto al que lucha contra toda forma de represión. Su actividad en estos primeros años de la década de los sesenta se extiende también a su participación en el jurado de los Salones de la Joven Pintura, de 1964 a 1969.
Poco a poco Arroyo irá definiendo su identidad artística. Así tomará como modelos a artistas como Picasso, Picabia o De Chirico, además de Velázquez. Por el contrario, los artistas vanguardistas serán objeto de duras críticas y es que, en su opinión, “la vanguardia no significa nada”. En esta línea, atacará a figuras como Marcel Duchamp, Joan Miró o Salvador Dalí, críticas dirigidas en general al sentido de sus obras, al papel de la vanguardia o al compromiso con las ideas, pero no a los personajes en sí.
Así habla Arroyo de sus gustos pictóricos: “Picasso y Picabia. Picasso es el comportamiento de cómo debería ser un artista del siglo XX. Hay pintores que me interesan mucho como Picabia, De Chirico, Derain, Max Ernst…, aquellos con cuadros difíciles, pero también con feos y malos. ¿Actuales?: Steingberg, Guston, el joven Ocampo…
Los rasgos más característicos de la obra de Arroyo durante estos primeros años pasan por la influencia (relativa) del pop norteamericano, el interés por el dibujo, la utilización de tintas planas y el recurso a elementos simbólicos tomados de la publicidad o la prensa. Sus vivencias personales y las anécdotas seguirán siendo su fuente de inspiración, y se acentuará su espíritu crítico ante los acontecimientos de la actualidad. Lo que sí ha varido con el tiempo es el carácter seriado de sus obras. Arroyo crea cuadros independientes que, tal y como él mismo dice, ofrecen una visión más abierta en cuanto a las cuestiones formales del lenguaje y a la visión del conjunto.
Ya durante la última década del siglo XX se aprecian cambios en la obra de Arroyo, pues varía su temática, manteniendo, eso sí, la carga irónica propia de toda su obra y sin abandonar tampoco la temática hispánica tan rica en “modelos artísticos”: el recurso a figuras del folklore español como la obra Carmen Amaya frit des sardines au Waldorf Astoria (1988), a pintores, personajes literarios como Don Juan Tenorio o a los cuentos infantiles como Cenicienta (2000). Las novedades que incorpora a la temática de sus obras pasan por mayores referencias personales, mayor carga onírica y simbólica, escenas simétricas,… Un conjunto de elementos que favorecen un mayor derroche técnico del artista, así como de su sabiduría y su fuerza gráfica.
Los años 90 serán además los años del asentamiento definitivo del pintor en los ambientes artísticos españoles con la organización de exposiciones retropectivas y el reconocimiento de su obra.
*Aranzasti, María José. “Eduardo Arroyo, un gran espectador”. Eduardo Arroyo: pinturak, terrakotak eta harriak = pinturas, terracotas y piedras. Donostia-San Sebastián: Kutxa Fundazioa = Fundación Kutxa, 2002, p. 35. AR ARR-ED 24
La curiosidad y carácter polifacético son, sin duda, una de las señas de identidad de Eduardo Arroyo, rasgos que le han impulsado también a indagar y abordar diversas disciplinas artísticas, sin dejar, eso sí, de lado la pintura, la literatura, la ilustración de libros, la escultura, la escenografía,…
Él mismo se refiere a esta condición de artista multidisciplinar: “Aunque soy pintor que escribe, que hace esculturas, cerámicas, óperas, el punto focal, la verdadera dedicación es la pintura. Y hay que juzgarle al pintor desde el primer cuadro hasta el último”[2]. Y así explica también los motivos de ese carácter multidisciplinar en su obra: “Frente a este mundo, cada vez más especializado, hay que tener una actitud más amateur, y no ser especialista de nada”[3].
PINTURA
“¿Pero, cómo renunciar al dulce veneno de las palabras? La única solución era pintar… Escribir significa hablar. La pintura sustituiría a la palabra”.
Escritor. Periodista. Esto es lo que el joven Eduardo Arroyo pretendía llegar a ser cuando en 1958 se marchó a París. Sin embargo, se convirtió en pintor. Y es que Arroyo necesitaba contar sus experiencias, reflejar sus vivencias. Ante este objetivo, las imágenes se convirtieron en su mejor opción, teniendo en cuenta también que, en París, la barrera del idioma era un impedimento nada desdeñable. Y es que la pintura tenía sus ventajas, pues a la universalidad de su lenguaje se unía la inmediatez de su expresión. “Al principio yo quería escribir y sin embargo elegí la pintura porque me permitía captar esos relámpagos, esos “flashes”, que se me imponen cuando menos lo espero. El dibujo lo dice todo y lo dice inmediatamente. Es completamente inútil colocarle una introducción y un apéndice”, explica el artista.
Su pintura beberá de distintas fuentes: continuará la herencia de algunos rasgos surrealistas y dadaístas y tomará también algunas técnicas del pop europeo como la yuxtaposición de un motivo simbólico a la imagen principal o la alteración del contexto de una obra de arte cuya forma se mantiene. El artista irá definiendo sus propias pautas y principios pictóricos, uniéndose al grupo de la Nueva Figuración. Es una pintura que evita el dibujo preparatorio y traza sólo algunas líneas mínimas sobre papel vegetal. Una pintura de trazo grueso para dibujar las siluetas de los personajes, sin detallar ni difuminar.
Con el tiempo la actitud rebelde y crítica de su obra va a perder su eficacia contestataria y beligerante para ganar en densidad histórica, una carga que removerá la memoria de quienes observen las obras de Arroyo, una forma de “rebelión” más sutil, pero de mayor alcance cultural y mayor consistencia que la indignación.
Pero nada mejor que la opinión del propio Arroyo para aclarar el verdadero signicado y el estilo de su pintura: “Mi pintura es críptica, ambigua, misteriosa e íntima. Soy un pintor que ha hecho una aventura; se ha hablado de nueva figuración, de pop-art, de pintura narrativa… Me asomé a la pintura a finales de los 50 y no acepté la enorme imposición de la abstracción, la que imponía entonces la Escuela de París. Ante esa dictadura de la abstracción inventamos imágenes que sí tenían que ver con el sentido político”[4].
Retratos
Dentro de esta obra pictórica tan extensa, un apartado interesante será el dedicado a los retratos. Se trata de retratos contradictorios, pues Arroyo capta en ellos su admiración por el personaje, pero al mismo tiempo deja entrever posturas moralmente dudosas, propias de esos artistas fieles a las convenciones y reticentes al compromiso.
Fruto de este interés por los retratos nace la serie Retratomatón. Así se expresa Arroyo sobre estas obras: “Si fuera posible, yo pintaría todas las caras que veo: las que encuentro en los museos y en las páginas de la historia, las que salen por televisión (…).
En realidad, todo esto es una gran fabulación, y lo que hago no es otra cosa que pintar retratos para contar cosas alrededor de una cara (…). Tomar la cara como si fuera una hoja en blanco sobre la que tú puedes garabatear signos y palabras (…). La mayoría son de gente a la que admiro (…) nunca he pintado a nadie que me resultara ajeno”.
¿Por qué ese interés por los retratos? Esta es la explicación que ofrece Arroyo: “Siempre pensé que el paisaje que me resulta más intrigante es el rostro, la cara, las facciones de los conocidos o de los desconocidos encontrados en un cruce, de los que aparecen en la pantalla de la televisión, de los cercanos o de los lejanos que se ponen a un tiro de mi mirada o de mi Lápiz: revista mensual de arte”.
Pastiche
El pastiche, una de las técnicas más utilizadas por el Pop, es una constante en la obra de Eduardo Arroyo. Se trata de una forma diferente de entender la pintura y, según el artista, una actitud estética, que le ha llevado a crear un gran número de obras originales a partir de la reinterpretación, la modificación de detalles, la aparición de referencias,… El artista considera esta técnica “uno de los mejores ejercicios de libertad que puede permitirse un pintor”. Uno de sus más ambiciosos retos pictóricos lo constituye el pastiche a tamaño natural de La Ronda de Noche de Rembrandt.
En una conferencia que pronunció en el Museo del Prado, titulada El Museo del Prado o la modificación, Eduardo Arroyo se refirió al pastiche en los siguientes términos: “Todos los artistas han hecho pastiches. Es raro que un gran pintor no se haya divertido nunca intentando, a menudo con acierto, el divertido juego de la desviación y de la parodia. Se trata de un ejercicio de libertad por excelencia que el pintor se permite. De la misma manera que existe el pastiche literario, existe también pastiche pictórico. La interpretación de La Ronda de noche de Rembrandt, en la que trabajé durante cuatro meses en Berlín, me ha vacunado definitivamente contra este juego perverso. Necesité cuatro meses, día tras día, para su realización, Acabado desde hace mucho tiempo el ejercicio, me sigo preguntando de qué me sirvió… ¿A quién ha servido? No, hoy no volvería a repetir un ejercicio cual es el de dialogar con una obra como La ronda de noche”.
¿Pintor-escritor? ¿Escritor-pintor?
Un escritor “convertido” en pintor. Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que la imagen y la palabra tengan el mismo valor en la obra de Eduardo Arroyo. Ejemplo de esta estrecha unión son los títulos que encabezan sus cuadros y que muchas veces acaban convirtiéndose en parte de la propia obra. “Sin título, yo no puedo imaginar un cuadro. Titular una fotografía, un documento, quiere decir adoptarlo, sí, realizarlo, poseerlo. Dicho de otra manera, queda colocado en un contexto, se convierte en parte de una postura.
En efecto, mi pintura nombra la realidad y esto siempre a condición de que yo crea en la fuerza de los cuadros”, aclara el artista.
ESCRITURA
Escritor. Esa era la vocación de Arroyo cuando llegó a París y, si bien, centró su actividad en la pintura, nunca se olvidó ni dejó de cultivar su verdadera pasión, la literatura. Así lo explica el propio Arroyo: “Dentro de mí lo que yo siempre he tenido ha sido verdadera pasión literaria y la sigo teniendo. Paso más tiempo en las librerías que en los Museos. Y a mi manera, siempre la seguiré practicando, una literatura con minúscula porque los pintores tenemos una manera de abordarla. Soy un pintor que escribe. Siento una gran curiosidad, una necesidad de tener un contacto permanente con la lectura y contacto físico con los libros, aunque no sepa a dónde vaya aunque ni sé si quiero ir a algún sitio”[5].
Panfletos políticos, biografías, ensayos, recopilaciones de artículos o teatro, fueron algunos de los géneros que cultivó Eduardo Arroyo, destacando entre toda su producción literaria obras como España, il poi viene prima (su primera obra publicada en 1973), Trente-cinq ans après (crítica a la dictadura franquista) o la biografía “Panamá” Al Brown, 1902-1951. (Imagen de la cubierta del libro sobre Panamá; Al Brown, escrito por Eduardo Arroyo y publicado en 1987 por la editorial Ullstein Verlag).
En 2009, Arroyo publica Minuta de un testamento. Memorias, inspirada más que en la vivencia personal del autor, en su visión entre escéptica y dramática de su país, del arte en general, de la pintura y del compromiso político. Siguiendo en esta línea, en Bambalinas (2016) rescata sus recuerdos. Y, antes de morir, deja listo para publicar un manuscrito de su interpretación de Los diez negritos a modo de última entrega de sus memorias.
LITOGRAFÍA
Al mismo nivel que la pintura o la escultura encontramos, en la amplia obra de Arroyo, sus trabajos gráficos. Un mismo escalón para las distintas disciplinas, lo que les lleva a una influencia mutua.
La exposición Suite Senfelder and Co. recoge algunos de los trabajos gráficos del artista. Se trata de una muestra organizada en homenaje a Alois Senefelder, descubridor del procedimiento litográfico entre 1796 y 1798, en la que Arroyo incluye una colección de litografías y series originales en las que conjuga la litografía con otras técnicas de grabado como el aguarfuerte, la xilografía o el buril. El punto de partida es común a todas ellas: una imagen previa que el pintor manipula.
ILUSTRACIÓN
Una vez más la vocación literaria del artista se muestra en otra de las disciplinas que aborda: la ilustración. Esa vocación queda plasmada en sus trabajos como ilustrador de libros, entre los que destacan los sonetos de Quevedo en 1970, un Bestiario de Dino Buzzati en 1973, las Oraisons funebres de André Malraux en 1977, los Paisajes después de la batalla (1985) y Makbara (1988) de Juan Goytisolo, las Poesías completas de San Juan de la Cruz en 1991, Sombreros para Alicia de Julián Ríos en 1993, el Columnario de Francisco Calvo Serraller en 1998, el Don Juan Tenorio de Zorrilla en 1999, etc.
La obra cumbre de esta “fusión” entre literatura e ilustración la encontramos en la ilustración que Arroyo realiza de la obra Ulises de Joyce, un arduo trabajo que el artista desarrolla durante la convalecencia de una grave enfermedad.
Más recientemente, en 2004, Arroyo ha ilustrado también la primera traducción al castellano de la biblia conocida como Biblia del oso firmada por Casiodoro de Reina en 1569. Seis meses de intenso trabajo para crear una ilustración por capítulo del Pentateuco: el Génesis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio, empleando diversas técnicas: acuarela, fotografía, collage, gouache… todas excepto el óleo.
ESCULTURA
Arroyo se adentra en el mundo de las tres dimensiones a partir de 1970. Sus esculturas con objetos encontrados son un claro ejemplo del nivel de creatividad que puede alcanzar. Estas obras guardan una cierta relación con los objets trouvés surrealistas y los ready-made de Duchamp y están cargadas de ironía, sensualidad e ingenio. Estos rasgos se aprecian en obras como Sex shoe, la serie La Dama de Elche (1986), La princesa de Éboli, La maja desnuda, María Grazia Eminente (1988), Vanitas, Arthur Cravan aprés son combat contre Jack Johnson o Le roi de la nuit (1997).
También en esta disciplina se puede apreciar una evolución en Arroyo, pues en sus últimas esculturas el artista parte de las formas que de manera natural han adquirido elementos de la Naturaleza, las piedras o las raíces. Elementos sobre los que el artista interviene mínimamente, dejando casi intacta su forma original, pero añadiendo algunas prótesis de plomo con objeto de cambiar su naturaleza estética. Es el caso de esculturas como Unicornio de Laciana III (1998) o Novia de Muxivén (1999).
CARTELES
La impronta de Arroyo queda también reflejada en sus carteles: sus colores, el grafismo, la composición,… carteles que el artista pone al servicio del teatro, la música, el deporte y, por supuesto, el arte. De hecho, él realizó el cartel de su primera exposición en la Galería Claude Levin de París y el de otras muestras posteriores como la del Museo Georges Pompidou de París o la del Museo Cantina de Marsella. Con estos carteles Arroyo contribuye a acercar el arte a la calle.
La vida es sueño de Calderón, 1981. Offset, 99,7 x 68,6 cm. // Cartel anunciador de los Cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid de 1995. // Roland Garros, 1981. Litografía, 74,5 x 57 cm.
En 2005 se ha comprometido a realizar el cartel de la Feria de San Isidro y ha diseñado también el cartel del Carnaval de Cádiz 2005. Un cartel que, sin embargo, ha suscitado una intensa polémica, polémica frente a la que el artista se ha defendido en estos términos: “He hecho una especie de deshollinador, que es un personaje que me ha acompañado siempre, he hecho pinturas y esculturas con él, y es un personaje que trae suerte. En las civilizaciones nórdicas, las novias vestidas ya de blanco se abrazan con un invitado vestido de deshollinador, y se cubren de hollín en una especie de adulterio extraño, porque trae suerte. Con Cádiz he querido hacer un guiño de los colores, el azul y el amarillo, en referencia al posible ascenso a Primera División del Cádiz. Luego no tiene nada. Es bastante banal, tampoco es tan original. Le he añadido la idea del antifaz, que para mí es Carnaval”.
ESCENOGRAFÍA Y TEATRO
La incursión de Eduardo Arroyo en la escenografía se produjo dela mano de Klaus M. Grüber, quien le propuso trabajar en la escenografía de la obra Off limits de Adamov, un nuevo reto para el artista madrileño que ampliaba así su campo de acción. Fue éste el inicio de una estrecha y casi totalmente exclusiva relación profesional entre Grüber y Arroyo. Así lo explica el pintor en una entrevista: “Trabajo casi exclusivamente con Grüber, porque me es difícil hacerlo con otras personas. Si me invita a hacer Aida, o Tristán, no me dice cómo le gustaría que fuese cada uno de los actos; ni sugiere si lo deberíamos hacer más o menos moderno, darle un sesgo diferente o huir de ciertas cosas. Lo que, supongo, hablan los directores de teatro con el decorador. Yo, que no soy decorador, le digo, en una conversación, sin dibujar, qué quiero hacer. Él materializa la charla y me la restituye en espectáculo. Desde ese momento, me convierto en un arquitecto en libertad”[6].
Muchas son las escenografías diseñadas por Arroyo, entre ellas Off limits de Arthur Adamov, El arquitecto y el emperador de Asiria de Fernando Arrabal, En la jungla de las ciudades de Bertold Bercht, La muerte de Danton de Georg Büchner, La vida es sueño de Calderón de la Barca, Las Bacantes de Eurípides, Splendid’s de Jean Genet, un Fausto Salpêtrière a partir del de Goethe, De la casa de los muertos de Janacek, Nostalgia de Franz Jung, Edmond de David Manet, Azúcar dulce y amargo cadáver de Albert Ostermaier, Rojo como la sangre de Claude Regy, La cenicienta de Rossini, Madre lívida, tierna hermana de Jorge Semprún, Otelo de Verdi, La Walkiria de Wagner…
Su estrecha relación con la escena llevó a Arroyo a hacer incluso una pequeña incursión teatral como autor dramático. Será en 1986 con la obra Bantam (que en francés significa “peso gallo”, es decir, menos de 54 kilos), una pieza en dos actos estrenada en Munich el 2 de febrero de 1986 bajo la dirección de Klaus Michael Grüber y con decorados de Aillaud y Recalcati, sus eternos compañeros.
Pintura, escultura, escenografía,… un amplio abanico el que abarca la obra de Eduardo Arroyo, un madrileño que llegó a París con la intención de convertirse en escritor, pero que, finalmente, y sin abandonar esa vocación, descubrió y trabajó otras muchas disciplinas.
He aquí, una recopilación de los decorados de teatro realizados por Arroyo.
2008
Boris Godounov, ópera de Modest Moussorgsky, dirección de Vladimir Fedoseyev, puesta en escena de Klaus Michael Grüber, decorado de Eduardo Arroyo, Opernhaus, Zúrich.
Las mil noches y una noche, texto de Mario Vargas Llosa, puesta en escena Joan Ollé, decorado de Eduardo Arroyo, Fundación Tres Cultura, Sevilla.
2007
Boris Godounov, ópera de Modest Moussorgsky, dirección de Hans Graf, puesta en escena de Klaus Michael Grüber, decorado de Eduardo Arroyo, vestuario de Rudy Sabounghi, Orchestre et Choeur de la Opéra national du Rhin, Petits Chanteurs de Strasbourg, Orchestre philharmonique de Strasbourg et Filature, Mulhouse.
Boris Godounov, ópera de Modest Moussorgsky, dirección de Jesús López Cobos, puesta en escena de Klaus Michael Grüber, decorado de Eduardo Arroyo (con la colaboración de Bernard Michel), orquesta titular del Teatro Real; coro y orquesta sinfónica de Madrid, Teatro Real, Madrid.
2006
Boris Godounov, ópera de Modest Moussorgsky, dirección de Kasushi Ono, puesta en escena de Klaus Michael Grüber, decorado de Eduardo Arroyo (con la colaboración de Bernard Michel), Orchestre et Choeur du Théâtre royal de La Monnaie, Bruselas.
Doktor Faust, ópera de Ferruccio Busoni, dirección de Philipp Jamach, puesta en escena de Klaus Michel Grüber, decorado de Eduardo Arroyo, Opernhaus, Zúrich.
2005
De la casa de los muertos (Aus einem Totenhaus), ópera de Leoš Janáček, dirección de Marc Albrecht, puesta en escena de Klaus Michael Grüber, decorado de Eduardo Arroyo, Orchestre et Choeur de l´Opéra national de Paris, Opéra-Bastille, París / Teatro Real, Madrid.
2002
Don Giovanni, opéra de W. A. Mozart, dirección Zender, puesta en escena de Klaus Michaël Grüber.
2000
Aïda, ópera de Giuseppe Verdi, dirección Riccardo Chailly, puesta en escena de Klaus Michaël Grüber.
Tristan und Isolde, ópera de Richard Wagner, dirección Lorin Maazel, puesta en escena de Klaus Michaël Grüber.
1999
Tristan und Isolde, ópera de Richard Wagner, dirección Claudio Abado, puesta en escena Klaus Michael Grüber.
1997
Zuckersüss & Leichtenbitter, obra de Albert Ostermaier, puesta en escena de Udo Samel.
1996
Otello, ópera de Giuseppe Verdi, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1995
Mère blafarde, tendre soeur, obra de Jorge Semprún, puesta en escena Klaus Michael Grüber.
1994
Splendid’s, obra de Jean Genet, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1992
De la maison des morts, ópera de Janacek, dirección Claudio Abado, puesta en escena Klaus Michael Grüber.
1990
Edmond, obra de David Mamet, dirección de María Ruiz.
1989
La mort de Danton, obra de Georges Büchner, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1987
Bantam, obra de Eduardo Arroyo, puesta en escena de Guido Huonder.
1986
Bantam, obra de Eduardo Arroyo, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
La Cenerentola, ópera de Rossini, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1984
Nostalgia, obra de Franz Jung, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1981
La vida es sueño, obra de Calderón de la Barca, puesta en escena de José Luis Gómez.
1977
El arquitecto y el emperador de Asiria, obra de Fernando Arrabal, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1976
Die Walküre, ópera de Richard Wagner, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1975
Faust-Salpêtrière, a partir de la obra Faust de Goethe, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1974
Vermeil comme le sang, puesta en escena de Claude Régy.
Antiken Projekt, Übungen für Schauspiele “Die Bakchen”, de Eurípides, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1973
Im dikicht der Stadte, obra de Bertolt Brecht, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1972
Off Limits, obra de Arthur Adamov, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1971
Wozzeck, ópera de Alban Berg, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
1969
Off Limits, obra de Arthur Adamov, puesta en escena de Klaus Michael Grüber.
Vánitas, de 1991, aparece como un cortocircuito entre la iconografía barroca del memento mori, ligada a los aspectos más tremendistas de lo español, y la iconografía -también "negra"- del thriller cinematográfico. Efectivamente, la figura del killer resume estas dos fuentes con el sombrero cordobés de Tío Pepe, que Arroyo ha empleado frecuentemente como quintaesencia de lo español, y el abrigo mil rayas del gangster años treinta. La figura de la víctima, por su parte, aparece también dislocada: el disparo ha separado el tronco -reducido a la silueta de un maniquí con reminiscencias dechiriquianas, aunque con los colores de la bandera anarquista- de la cabeza, repentinamente convertida en calavera, en esquema de "ser muerto" -semejante a la pequeña escultura en bronce que también pertenece a la colección de Artium-. La silueta del asesino enmascarado aparece delimitada, en la parte más próxima a su víctima, por una gruesa y limpia línea amarilla, en bello contraste con el rojo y negro de la silueta asesinada -una cita maliciosa al suprematismo de Malevitch, el punto de llegada extremo de la abstracción- sugiriendo que se trata de un crimen español.
KIROLA ARTEAREN IKUSPUNTUTIK / EL DEPORTE VISTO DESDE EL ARTE
Del 22 de abril al 29 de octubre de 2016.
HERRI-ALTXORRA (errealitate-ekonomiak) / TESORO PÚBLICO (economías de realidad)
Del 05 de octubre de 2013 al 31 de agosto de 2014.
TESORO PÚBLICO. COLECCIÓN ARTIUM =HERRI ALTXORRA. ARTIUM BILDUMA
Del 04 de octubre de 2013 al 14 de septiembre de 2014.
RUMBOS. LA COLECCIÓN III = NORABIDEAK. BILDUMA III
Del 18 de marzo al 13 de octubre de 2004.
Del 12 de noviembre de 2002 al 8 de febrero de 2004.
Del 26 de abril al 27 de octubre de 2002.
Del 26 de abril al 30 de junio de 2002.
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*Artículo que trata sobre el fallecimiento del artista Eduardo Arroyo.
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*Web en la que encontramos el currículo del artista, así como una galería fotográfica de sus obras.
*Página web en la que encontramos un amplio currículo del artista Eduardo Arroyo acompañado de una galería fotográfica de sus obras.
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*Artículo que recoge información sobre el artista Euardo Arroyo como candidato a las vacantes de la RAE.
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*Artículo que recoge la noticia de la exposición comisariada por Eduardo Arroyo y Fabienne Di Rocco, en la que ahondan en la relación de la pintura con la literatura.
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*Artículo que recoge una entrevista al artista Eduardo Arroyo.
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*Artículo que recoge la noticia del fallecimiento del artista Eduardo Arroyo.
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*Artículo que recoge la noticia del fallecimiento del artista Eduardo Arroyo.
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*Entrevista realizada al artista Eduardo Arroyo.
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*Artículo que trata sobre la trayectoria del artista Eduardo Arroyo.
Ruiz Mantilla, Jesús. "Muere Eduardo Arroyo, pintor clave del siglo XX y artista radical" [Recurso en línea]. El País. (15 octubre 2018). Dirección URL: <https://elpais.com/cultura/2018/10/14/actualidad/1539512055_961672.html> [Consulta: 15 de octubre de 2018].
*Noticia que anuncia el fallecimiento del artista Eduardo Arroyo.
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EDUARDO ARROYO. 24 HORAS DE DOCUMENTAL
El 7 de febrero de 2012 tuvo lugar el estreno del documental Arroyo. Exposición Individual. El Círculo de Bellas Artes produjo una pieza audiovisual de 24 horas de duración, que se proyectó en el Cine Estudio. Se trata de un largo diálogo entre Eduardo Arroyo y Alberto Anaut en el que el artista repasa su vida, expone sus ideas y analiza los conflictos que ha vivido. (Fuente: YouTube)