Escultura

El paso a la escultura fue algo natural en la obra de Antoni Abad. Después de un tímido acercamiento al volumen en 1983, con Pintures trenades [+info], se puede considerar que sus primeras esculturas, creadas en un material efímero como la gomaespuma, se inspiraron en las posibilidades que ofrecía este material, después de haberlo utilizado como bastidor para algunas de sus pinturas.

Empleaba para construir sus esculturas materiales industriales que le ofrecían múltiples combinaciones, como la gomaespuma, el mecalux, las cintas métricas de madera plegables o las sillas, también plegables.

La obra de Antoni Abad está impregnada de un alto componente narrativo. El proceso creativo es fundamental para él, y documenta los diferentes momentos en la creación de una obra. Es frecuente que acompañe sus esculturas de fotografías o vídeos en los que el espectador puede ver los pasos que el artista ha seguido hasta lograr el resultado que se está contemplando. Otra de las funciones de este material audiovisual, que acaba desligándose de la obra hasta cobrar entidad propia, es mostrarnos las diferentes “posibilidades de uso” de estas obras.

Eligió un material tan maleable como la gomaespuma para construir sus primeras esculturas. Una vez había elegido la pieza a partir de la cual iba a trabajar, procedía a cortarle segmentos geométricos hasta llegar a darle la forma deseada. En contadas ocasiones el artista se deshace de los elementos recortados. Estas fracciones de la obra principal pueden volver a ocupar el espacio que tenían antes de empezar a trabajar la pieza original. Gracias a la flexibilidad del material, los recortes permiten crear diferentes composiciones a partir de la misma obra.

Sin embargo, Antoni Abad no olvidó la pintura [+info], que emplea para dar color a las esculturas en gomaespuma. A pesar de que en un primer momento utilizaba para ello diferentes tonalidades, pronto se dio cuenta de que la variedad cromática no dejaba apreciar la forma de las obras. Por ello, decidió emplear solamente el azul para pintar sus esculturas, y resaltar de esta manera la estructura de las esculturas.

La gomaespuma dio paso a l uso de otro material industrial, más duradero pero que le ofrecía numerosas posibilidades escultóricas: el mecalux, piezas metálicas perforadas de diferente tamaño que se empleaban como sistema de almacenamiento en la industria. Estas estructuras le servían a Abad para establecer una regla, un patrón métrico en sus esculturas. La idea de la medida estaba muy presente en sus creaciones.

Según afirmaba el propio artista en una entrevista que concedió a Glòria Picazo, “ésta era la forma más rápida de dibujar una forma en el espacio. Es sencillo, nada más hay que decidir las dimensiones, cortar y atornillar. El volumen aparece rápidamente en el espacio”. El fin inicial que perseguía con este nuevo material no distaba del anterior, ya que también creaba piezas dinámicas, que se podían separar en diferentes formas geométricas, pero permitiendo siempre volver a la figura inicial.

Pronto comenzó a los mecanos se unieron otros materiales industriales, como ruedas, cintas métricas o sillas plegables, creando obras de gran flexibilidad que permitiesen al visitante manipularlas. Creador y espectadores veían sus roles invertidos, convirtiéndose el artista en visitante, y el visitante en artista.